Vitoria. Es el Baskonia un equipo que ha forjado su leyenda a base de epopeyas, de gestas, de páginas llenas de épica. Quizá esos días de grandes titulares y letras doradas quedan un poco lejanos y el nombre del Laboral Kutxa no infunde en la actualidad el temor de antaño. Pero la forja de los grandes equipos, los que pasan a los anales de la historia, se hace en partidos como el de esta noche. No será en esa Atenas en la que tantas jornadas memorables ha vivido este club. El escenario será Chipre, pero el equipo ahora dirigido por Sergio Scariolo vuelve a reunir una serie de adversidades que pueden convertirle en un equipo doblemente peligroso por su inferioridad ante un Panathinaikos que sin ser el ogro de antaño sigue manejando sobrados mimbres como para seguir entre la nobleza. Un reto de los de antes, de esos en los que el viejo Baskonia siempre dio la talla.

Son precisamente mimbres los que echará de menos el técnico de Brescia esta noche en Nicosia, lugar de destierro para un club del trébol que ha recibido la bendición de la Euroliga para no cumplir la sanción que le obligaba a jugar a puerta cerrada. Así, en lo que podía ser un partido con banda sonora de entrenamiento, se espera un ambiente exaltado. Contra todo, lo propio y lo ajeno, tendrá que luchar un Laboral Kutxa tremendamente mermado por las bajas.

Y es que el equipo azulgrana estará bajo mínimos. O, incluso, por debajo de esos mínimos. Nueve licencias oficiales entre las que hay que contar las de dos niños en el panorama continental como Devon Van Oostrum e Ilimane Diop y la de un Lamont Hamilton que tendrá que jugar por necesidad a pesar de arrastrar todavía parte del dolor que le impidió jugar en Madrid.

En todo caso, toca hacer de tripas corazón. Y lo que no mata puede hacer más fuerte. O, como dice Scariolo, ahora toca ser yunque y soportar los golpes. Negar el favoritismo del Panathinaikos en este duelo sería de necios, pero el Baskonia tiene poco que perder y el premio en caso de victoria resultaría inmenso. No en vano, supondría un paso de gigante en el objetivo ineludible de alcanzar el Top 16, ya que, como siempre, cada victoria a domicilio en Europa cotiza a precio de oro y sería ya el segundo triunfo ante dos grandes rivales.

La superioridad verde en todas las líneas es enorme, ya que el equipo vitoriano llega tremendamente mermado en su línea exterior y falto de piezas en el interior. Descompensado por todas partes, con tres bases y dos escoltas, pero con Nocioni como alero y ala-pívot. Habrá de tirar de inventiva Scariolo para plantar minas en el camino y tratar de maximizar las virtudes de su equipo (velocidad y Pleiss, principalmente) y al mismo tiempo minimizar sus enormes carencias.