vitoria. El estreno oficial del nuevo proyecto de Laboral Kutxa arrojó unas sensaciones aterradoras de cara al futuro. No sólo por el hecho de perder, que ante un rival del potencial del Barcelona era algo que entraba en los parámetros de la lógica, sino por la contundencia con la que se produjo la derrota. Sergio Scariolo tiene mucho trabajo por delante para que este grupo de voluntariosos y comprometidos jugadores alcance el nivel de maduración necesario para, como equipo, plantar cara ante oponentes de mayor talento, presencia física y calidad. Pero desde luego los primeros pasos en su camino hacia ese destino no se antojan en absoluto halagüeños. Y lo peor es que a la afición, ya decepcionada por cómo se cerró la anterior etapa, le queda la sensación de que se han dado varios pasos hacia atrás. Una sensación que, por cierto, se refrenda con números.
La del viernes en el Buesa Arena (73-98) fue la peor derrota que ha sufrido el combinado baskonista en más de tres años y medio, si se deja a un lado el desastre de Kaunas, donde el Zalgiris de Joan Plaza propinó un severo correctivo a un equipo deslavazado y que acababa de cambiar de técnico. En el Zalgirio Arena, apenas tres días después de aterrizar en Vitoria sin apenas tiempo para conocer a sus pupilos, Zan Tabak sufrió en su primer encuentro como técnico baskonista una de las mayores derrotas de la historia del club (82-45) en un encuentro que cualquier aficionado vitoriano habrá borrado ya de su memoria. Aquel duelo, disputado en noviembre de 2012, además de un borrón mayúsculo en el expediente de la entidad del Buesa Arena, supuso el inicio de una recuperación milagrosa así como el arranque de una serie de siete victorias consecutivas en Euroliga que propiciaron a la postre la clasificación para disputar los cuartos de final de la máxima competición del baloncesto continental, donde el CSKA le endosó otro de los mayores correctivos del curso (90-68).
correctivo en kaunas El pasado ejercicio, más allá de la relativa distancia desde la que el Baskonia contempló la pelea por los títulos, apenas se registraron derrotas abultadas. En Liga Endesa, cuya fase regular el Laboral Kutxa cerró en segunda posición antes de caer en el play off ante el Herbalife Gran Canaria, tan sólo hubo dos partidos en los que claudicó sin remisión. Uno de ellos llegó en abril, en el tramo final de la fase regular. Perdió por 21 puntos en su visita al Martín Carpena (93-72) ante un Unicaja tremendamente motivado y con la necesidad imperiosa de obtener el triunfo para colarse entre los ocho mejores equipos para disputar el título. Por algo menos, 17 en concreto, sucumbió en la visita del Olympiacos, posterior campeón, al Buesa Arena en la primera fase de la pasada Euroliga (72-89). Ese fue el último encuentro continental que dirigió Dusko Ivanovic al equipo vitoriano antes de su fulminante despido, pocos días después, tras la derrota frente al Blusens Monbús en la capital alavesa.
El curso precedente, recordado por ser el primero en la historia de la Euroliga en el que el Baskonia no se aseguraba su plaza entre los 16 mejores equipos del torneo, el combinado alavés apenas registró derrotas demasiado abultadas. Sí sufrió algunas dolorosas, sobre todo ante equipos de menor nivel en su destierro del Iradier Arena y las que le endosó el Bilbao Basket para apearlo del Top 16. Sin embargo, sólo se registró una un tanto sonrojante por lo abultado. El CAI Zaragoza, equipo que en los últimos años parece haberle cogido la medida, se impuso (86-66) en la tercera jornada de esa campaña 2011-2012
En la 2010-2011 el Maccabi apartó al equipo vitoriano de la Final Four de Barcelona con un ejercicio de autoridad en el cuarto partido de los cuartos de final de la Euroliga, pero el resultado final de aquel choque en el que brillaron Jeremy Pargo y Guy Pnini (99-77) quedó también por debajo de los 25 puntos del viernes. Tampoco llegó a ese nivel la derrota en Sevilla ese mismo ejercicio. El Cajasol se impuso por veinte puntos en la visita del entonces Caja Laboral (91-71) al Municipal de San Pablo en la décima jornada liguera. Unas semanas más tarde, otro equipo de perfil bajo apabulló también al cuadro azulgrana, defensor del título, en el Centro de Tecnificación de Alicante (88-68) gracias a un excepcional partido de Justin Doellman, ahora en el Valencia Basket. En aquel Meridiano Alicante militaba un joven pero ya llamativo Thomas Heurtel. El Barcelona fue el tercer equipo que en esa fase regular de la ACB venció por más de veinte puntos al equipo de Dusko Ivanovic (89-66).
levantarse tras la caída Un año antes, en la campaña 2009-2010, el CSKA de Moscú, y de nuevo en cuartos de final de la Euroliga, propinó una contundente derrota al equipo vitoriano (83-63). Pero aquel equipo, en el que aún estaba Tiago Slitter, logró levantarse y asombrar al mundo con la victoria sin paliativos en la final liguera ante un Barça que lo había ganado todo, incluida la Euroliga, con la mítica acción de San Emeterio en el tercer partido. Hay que remontarse precisamente hasta ese curso para hallar no uno sino dos partidos en los que el Baskonia cayera con mayor contundencia de la que lo hizo en la semifinal de la actual Supercopa, obviando el ya mencionado choque del Zalgirio Arena. En el primero de ellos el rival fue también el Barça, que se impuso en la séptima jornada liguera, el 14 de noviembre de 2009, por 28 puntos de margen (100-72), a pesar de los 24 puntos y 7 rebotes de Splitter. El otro fue el Real Madrid. Sucedió en la Copa del Rey disputada en el BEC. Tras apear al anfitrión, el Bilbao Basket, las huestes de Ivanovic se vieron aplastadas por el Real Madrid de Ettore Messina (78-50) en una semifinal de infausto recuerdo para el baskonismo.
Ese dos más uno de San Emeterio y la sólida trayectoria del equipo durante los play off por el título, en los que se impuso sólo unas semanas después a los dos rivales que lo habían vapuleado durante la campaña, reescribió la historia y convirtió en meras anécdotas esas hirientes derrotas. La hinchada azulgrana confía en que el cuadro gasteiztarra pueda volver a resurgir como el Fénix, pero resultaría de necios, como dijo el propio Scariolo, negar la diferencia de potencial que existe hoy en día entre el Laboral Kutxa y los que hasta hace no mucho han sido sus rivales directos.