Vitoria. Con cierto optimismo pero, al mismo tiempo, sin ser ajeno a las dificultades que entraña el billete para semifinales. El notable rendimiento ofrecido por el Baskonia en la presente campaña cuando ha estado sometido a la máxima presión hizo que Zan Tabak mantuviera, al menos de puertas hacia fuera, cierta tranquilidad. El croata es consciente de que esta noche no sólo se juega mucho el equipo sino también él mismo, cuyo puesto podría peligrar en el caso de una derrota. "No es la primera vez que estamos en una situación límite. Hasta ahora, manejamos siempre bien estos partidos y espero que suceda lo mismo", dijo.

La eliminatoria ante el Gran Canaria está dejando más sombras que luces, pero el de Split está esperanzado en que la línea ascendente de sus pupilos permita al Laboral Kutxa salvar los muebles. "Creo que el primer día ganamos un partido sin merecerlo y el domingo sucedió al revés, pero esto siempre ocurre en el baloncesto. Hemos trabajado todo el año para tener ventaja de campo en este momento. Merecimos estar en esa segunda posición, ya que luchamos por ello. Somos un equipo que ha demostrado todo el año solidez cuando llegaron encuentros como éste. Ya jugamos otras finales de este tipo", recordó Tabak.

La momentánea igualdad que figura en la serie obedece, según su punto de vista, tanto a los deméritos baskonistas como a la sobriedad de un conjunto insular con una fe inquebrantable para sobreponerse a sus limitaciones y a las bajas. "Dije el primer día que es un equipo que me merece todo el respeto. Lo ha demostrado gracias a su buen juego pero también a que nuestras prestaciones fueron muy flojas en el primer partido", matizó. El técnico baskonista delegó el éxito en "nuestra defensa individual", ya que "ellos hacen muchos unos contra unos con sus cinco jugadores bien abiertos". De igual modo, reclamó un mayor índice de acierto ante el aro rival para que los irrisorios guarismos de los dos compromisos anteriores se multipliquen. "Hemos conseguido unos porcentajes de tiro muy malos. Entre los dos partidos, hemos dejado de anotar unos 15 ó 20 puntos fáciles por bandejas falladas y esto es algo que necesitamos mejorar. Estamos jugando ante la mejor defensa de la fase regular y hay que anotar estos tiros fáciles porque no permiten demasiadas situaciones así", avisó.

En alusión al cambio solicitado por Heurtel a falta de dos minutos para la conclusión, el técnico descartó que el tono físico del equipo sea malo. "El primer día que vine dije a los jugadores que quería que jugasen a tope y, en el momento que no pudieran, pidiesen el cambio. Esto querrá decir que estamos jugando con una intensidad muy alta. Por otro lado, el otro día me pareció que llegamos cansados a la prórroga. Tuvimos cuatro semanas antes del inicio del play off sin partidos de alta competición", lamentó. Por último, reconoció abiertamente que "nota optimismo" dentro del vestuario y, sin ser preguntado por los periodistas, efectuó tras las preguntas un llamamiento al baskonismo para que convierta el Buesa Arena en una olla a presión.