Vitoria. La Euroliga ha dado la razón al Baskonia. No servirá de nada, pero lo ha hecho de facto. El daño ya está hecho y el CSKA será quien juegue una Final Four que de haber sido diferentes las cosas también daba la impresión que jugaría, pero al menos la decisión que ha adoptado el organismo que preside Jordi Bertomeu ofrece una recompensa moral y alienta la esperanza de que haya cierta benevolencia en lo que se refiere a la sanción que puede caerle al club vitoriano por el lanzamiento de objetos que se produjo en aquel partido de infausto recuerdo. Christos Christodoulou, Recep Ankarali y Milija Vojinovic, ya célebres en Vitoria, se han quedado fuera del elenco de colegiados que dirigirán la próxima semana en el O2 los encuentros de la Final a Cuatro. Y la medida, aunque desde la Euroliga no se haya reconocido de manera pública, desprende un evidente tufo a castigo.

Belosevic, Boltauzer, Cerebuch, Koromilas, Lamonica, Latisevs, Lottermoser y Ryzhyk conforman el octeto de árbitros que viajarán a Londres. No habrá ningún colegiado español (influye el hecho de que haya dos equipos ACB clasificados para la cita) y se echa en falta, sobre todo, a dos de los trencillas que la liaron en el Buesa Arena. Christodoulou y Ankarali, de hecho, forman parte de la élite del arbitraje continental y son fijos en este tipo de citas de primer nivel. No así Vojinovic, un colegiado polémico, de calidad y credibilidad bajo sospecha, sancionado en la Liga Adriática y que acabó por erigirse en el principal protagonista de un partido que acabó por desquiciar a jugadores, técnicos y afición.

Sólo en una de las cinco últimas ediciones, la celebrada en 2009 en Berlín, ha faltado alguno de los dos colegiados principales del cuarto envite de la serie ante el CSKA. Tanto el griego Christodoulou como el turco Ankarali han estado presentes las otras cuatro Final Four que se han disputado desde 2008. Curiosamente, en esa edición que tuvo como escenario el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, Ankarali fue uno de los encargados de dirigir la semifinal que medía a los dos equipos que pugnaron en el Buesa Arena por un billete para Londres. El TAU de Neven Spahija, que acabó conquistando la segunda ACB de su historia, cayó ante el CSKA (79-83) en un duelo en el que las crónicas, ahora revisadas, ya hacían alusión al "sibilino arbitraje" que se encontró el cuadro azulgrana.

Ankarali y el Tau Ankarali sabe bien lo que es pitar partidos entre vitorianos y moscovitas. De hecho, debutó en estas citas en el año 2005, en otra semifinal en la que el entonces TAU Cerámica tumbó al CSKA en su propio feudo para colarse en la gran final. Al margen de esos dos compromisos, el trencilla otomano ha dirigido otro en la Final a Cuatro, el tercer y cuarto puesto del pasado curso. Christodoulou, uno de los árbitros con más experiencia en la Euroliga, también se ha convertido en un asiduo a estas citas. En 2009 y 2012 faltó, como sucede ahora con los españoles, porque se presentaron a la cita dos equipos de su país, el Panathinaikos y el Olympiacos, pero tanto en 2010 (semifinal Barça-CSKA) como en 2011 (semifinal Real Madrid-Maccabi y partido por el tercer y cuarto puesto) estuvo presente.

El informe de errores que remitió el Baskonia a las oficinas de la Euroliga ha encontrado respuesta inmediata y contundente. En su afán por atajar de raíz las numerosas salpicaduras de sospecha que han generado los recientes play off por el título, los rectores de la máxima competición continental no han dudado a la hora de sacar el látigo. Lo hicieron con el Panathinaikos, al que sancionaron con dureza tanto por las incendiarias declaraciones de su presidente, Dimitris Giannakopoulos, como por los graves altercados que se registraron en la grada del OAKA, y lo hacen ahora con los colegiados que protagonizaron aquella polémica actuación.

La Euroliga aspira a recuperar su higiénica imagen con estas medidas. Concede la razón a los tres grandes clubes de la ACB, que como publicó este periódico habían mantenido contactos con el fin de buscar fórmulas que evitaran los arbitrajes que pudieran levantar suspicacias, y manda un aviso para navegantes. La misiva que envió Josean Querejeta era clara. El presidente del Baskonia confiaba que, más allá de que no hubiera nada que hacer respecto al resultado de la serie, los árbitros fueran juzgados en función de los hechos registrados aquella noche en el Buesa Arena.

Ahora queda esperar si este reconocimiento implícito de que aquel arbitraje se salió de los cauces de la lógica ayuda a rebajar la sanción que a todas luces recibirá el club vitoriano por el lanzamiento de objetos que se produjo en el tramo final del encuentro. Teniendo en cuenta la línea de mano dura que ha adoptado la Euroliga, da la impresión de que habrá multa económica. En cualquier caso, este castigo a los colegiados supone una recompensa moral para el club azulgrana y su dolida afición.