Vitoria. Pueden señalarse muchas carencias al Laboral Kutxa de Zan Tabak, pero jamás se podrá decir que no se trata de un plantel sobrado de talento. Cuando no es uno el que aparecer para brillar, es otro. Y ayer le tocó el turno al quinteto con el que el preparador croata decidió jugarse las castañas con tan buen resultado.
Comenzando por un Thomas Heurtel que firmó un último cuarto antológico, decisivo, determinante, definitivo, Tabak dio con un quinteto que puede ofrecer mucho equilibrio al equipo y en el que se echó en falta a otros puntales que en otras citas pueden tomar el testigo del protagonismo.
En un día que no estuvieron demasiado finos Causeur y Milko Bjelica, los dos jugadores que venían brillando en los últimos compromisos, aparecieron Nemanja (con dobles figuras), Nocioni, líder espiritual, San Emeterio y Pleiss para amarrar una victoria que tiene más valor anímico del que pudiera parecer.
La fortaleza de Pleiss y Nemanja bajo los aros, la clarividencia ofensiva de Heurtel y la bravura de dos tipos con carácter baskonista como Chapu y el santo resultó clave.