Vitoria. Sin un hueco del 10 al 12 de mayo en la deseada Final Four de Londres y, para colmo de males, obsequiado previsiblemente por la Euroliga con una multa económica para sus arcas por el lanzamiento de objetos a la pista acaecido el pasado viernes en un encendido Fernando Buesa Arena en señal de protesta por el demencial concierto de pito protagonizado por los funestos Christodolou, Ankarali y Vojinovic. Así ha acabado el Caja Laboral su infausta eliminatoria de cuartos de final ante el CSKA, donde tan cierto es que fue inferior en el cómputo global de los cuatro partidos como que padeció el extremo rigor de unos arbitrajes provocadores y calamitosos que fueron minando progresivamente su moral.
Las estadísticas no suelen engañar a nadie y, repasando en el vídeo la desigual forma en que los colegiados han castigado los contactos y las protestas en los dos lados de la cancha, uno se lleva las manos a la cabeza. El CSKA ha sido sancionado con 69 faltas entre los cuatro duelos de la serie, en los que dispuso de 89 tiros libres a favor. El Caja Laboral, tratado con una vara de medir mucho más exigente sin emplear un grado de dureza mayor, recibió un total de 93 faltas y apenas fue 58 veces a la línea de 4,60 metros. Seis de ellas -dos a Nocioni y Tabak por una a Nemanja Bjelica y San Emeterio- fueron señalizadas como técnicas como consecuencia de las protestas del conjunto vitoriano.
Una descompensación exagerada que no se corresponde con la intensidad empleada por los moscovitas, una de las defensas más aguerridas de la competición que enarbola la bandera de un juego eminentemente físico. Pese a ello, ninguno de los jugadores adiestrados por Messina desfiló hacia el banquillo eliminado por las faltas. La abrumadora diferencia de personales se ha recrudecido en los dos compromisos disputados en territorio alavés. Si los arbitrajes tienden a ser hogareños en esta Euroliga de afán recaudatorio desde su nacimiento, el Baskonia ha acabado este cruce descompuesto, indignado y con cara de tonto ante una afrenta imposible de olvidar en mucho tiempo.
El CSKA, uno de los equipos más respetados y protegidos por unos colegiados perfectamente conocedores del papel a desempeñar en situaciones de alto riesgo que comprometen el futuro de un grande, recibió una intolerable ayuda extra que obliga a una reflexión. Si los clubes rompieron hace 13 años con la FIBA de Borislav Stankovic para acabar con una competición presidida por aires mafiosos y corruptos que carecía de crédito alguno, tristes episodios como el del pasado viernes que pudieron desembocar en un grave altercado público reabren viejas pesadillas que parecían erradicadas. La Euroliga en manos de Bertomeu, el culpable de que Vitoria no haya disfrutado hasta ahora de una Final a Cuatro apelando a criterios mercantilistas, comienza a perder prestigio a pasos agigantados. Nada ha cambiado y determinados conjuntos que nadan en la abundancia poseen todas las licencias para hacer y deshacer a su antojo tanto dentro como fuera de la pista. Al Caja Laboral le queda un tortuoso camino por recorrer para recibir un trato similar al de los participantes más laureados.
Además de una eliminación que deja un regusto amargo, la entidad alavesa tiene visos de pagar un peaje muy alto si el Juez Disciplinario de la competición decide impone en próximas fechas una multa económica por el lanzamiento de objetos a la pista. Con el Buesa Arena todavía en pie de guerra y consumido por la indignación nada más concretarse la tercera derrota ante los rusos que suponía la defunción continental, uno de ellos impactó en la cabeza de un asistente de Messina mientras se dirigía a los vestuarios.
Queda el consuelo de que, tras la prematura y sorprendente eliminación del año pasado, el notable acopio de puntos logrado este curso servirá a los alaveses para recuperar posiciones en el ranking valedero para asegurar un puesto en el torneo prácticamente de por vida. Y esa es una condición básica para que el proyecto del Caja Laboral se sostenga en pie en estos momentos de difícil coyuntura económica. El Prokom polaco perderá la licencia A.