vitoria. Cara o cruz en cuarenta minutos de auténtico infarto. Vida o muerte en una velada no apta para los sufridores de corazón. Prolongar el sueño de convertirse por primera vez en monarca continental o, tras haber hecho lo más difícil, decir adiós con una sensación agridulce. Entre dos estados de ánimo completamente antagónicos se debate a estas horas un Baskonia que ya ha vivido infinidad de situaciones límite dentro de la Euroliga a lo largo de las últimas temporadas. En vísperas del trascendental encuentro de mañana ante el Montepaschi de Siena, un rival venido a menos que apenas contabiliza una victoria en esta segunda vuelta del Top 16, no valen los paños calientes y toca invocar al mágico espíritu que permitió sellar en el pasado algunas de las gestas más inolvidables.
El Caja Laboral aspira a revivir la sensación perdida de colarse entre los ocho mejores del Viejo Continente y, de paso, sumar un sabroso puñado de puntos en el ranking que fija el organismo presidido por Jordi Bertomeu para garantizar la permanencia dentro del torneo prácticamente de por vida. El Top 16, que efectúa la criba definitiva antes de la ansiada Final a Cuatro, representa una fase en la que los alaveses -antes del triste borrón del año pasado cuando fueron eliminados a las primeras de cambio tras la derrota en Miribilla ante el Bilbao Basket- se sienten generalmente como pez en el agua. De hecho, toca echar la vista muy atrás para rememorar la última ocasión en la que no se dio con la tecla para superar esta compleja liguilla en la que suele comparecer la flor y nata del baloncesto continental.
Fue en la temporada 2003-04, preciso instante en que la Euroliga funcionaba con un formato de competición muy distinto al actual al clasificarse únicamente el líder de los cuatro grupos formados por otros tantos equipos, cuando el antiguo TAU Cerámica dijo adiós por última vez al torneo más glamouroso en el tramo que aspira a superar mañana ante los toscanos. Aquella derrota de infausto recuerdo ante el CSKA, cuyo funesto desenlace fue el deleznable gesto de Papaloukas simulando con la mano un corte de cuello, impidió a los gasteiztarras asaltar el liderato en un lote donde también estaban encuadrados el Olympiacos y el Cibona.
Una campaña antes, el conjunto entrenado por Dusko Ivanovic también se quedó a medias en su objetivo de alcanzar la Final Four. Compartió un grupo terrible junto al Benetton, por entonces sumergido en su época más exitosa, el Maccabi y el Virtus Bolonia. El inquilino del Palaverde, que acogía entre sus filas a viejos conocidos como Jorge Garbajosa y Marcelo Nicola entre otros, se llevó el gato al agua. En la 2001-02, por último, el bloque hebreo constituyó el verdugo del Baskonia tras imponerse de forma contundente (65-94) en la sexta y definitiva jornada en el Fernando Buesa Arena. Ese traspié hizo estéril una de las victorias europeas azulgranas más embriagadoras de la historia en La Mano de Elías gracias al inverosímil triple de Elmer Bennett en el último segundo.
la época dorada El destino del Caja Laboral, cuya pujanza lejos de sus fronteras pierde enteros con el paso del tiempo, es el sufrimiento permanente. Así lo atestigua la infinidad de jornadas cruciales que ha debido disputar en los últimos tiempos dentro del Top 16. El hecho de que los dirigentes de la Euroliga decidieran variar el formato a partir de la temporada 2004-05, introduciendo una eliminatoria previa al mejor de tres partidos antes del aterrizaje en la reunión más elitista y abriendo, por tanto, a que el segundo clasificado de esta liguilla tan apasionante avanzara hacia los cuartos de final, benefició sobremanera los intereses alaveses. Y es que las siete ediciones transcurridas entre 2005 y 2011 sirvieron para asistir a un ciclo inolvidable en la historia moderna coronado con el billete para las Final Four disputadas sucesivamente en Moscú, Praga, Atenas y Madrid.
Hacia tierras rusas se hizo con el billete el Baskonia en el año 2005 tras solventar a lo grande un cruce con desventaja de campo frente al Benetton. En 2005-06, el cuadro dirigido por Perasovic superó en el tercer pulso en el OAKA al Panathinaikos en otra de las citas memorables de la trayectoria azulgrana. Un curso más tarde, la víctima fue el Olympiacos, eliminado en 2007 por la vía rápida tras perder primero en Vitoria y más tarde en El Pireo. El pasaporte hacia la capital de España se gestó en 2008 tras un intenso combate ante el Partizan, que sufrió el hechizo del coliseo de Zurbano en el encuentro de desempate.
Propensa siempre a innovar, la Euroliga ejecutó un nuevo cambio en el formato para el curso 2008-09. Bertomeu decidió estirar la eliminatoria de cuartos de final al mejor de cinco partidos, premiando así a las plantillas dotadas de mayor fondo de armario. El TAU superó el Top 16 de aquella edición como segundo de grupo y ello le abocó a un áspero enfrentamiento ante el Barcelona que se saldó a favor de los catalanes en el quinto episodio. En la campaña 2009-10, una épica victoria en la prórroga ante el Cibona en la sexta jornada de la liguilla supuso otra presencia de los vitorianos entre los ocho mejores, aunque el CSKA se erigió más tarde en un muro inabordable. El último billete para la ronda de cuartos de final tuvo lugar en la 2010-11, pero el Maccabi quebró en el asalto inaugural la ventaja de campo conquistada por el Caja Laboral y se clasificó para la Final Four del Sant Jordi de Barcelona.