se complica el pase a cuartos >
Soñó el Baskonia con profanar por primera vez en la historia el Palaestra de Siena hasta que un incesante bombardeo exterior le impidió en un santiamén satisfacer un objetivo para el que había peleado antes de forma denodada durante los veinte minutos iniciales. La defensa vitoriana reculó varios metros, dio varios imperdonables pasos atrás y asistió impertérrita a una cascada de misiles que se tradujo en la tercera derrota consecutiva dentro del Top 16. La sangría arrancó al comienzo del tercer cuarto tras ese flaco favor de Nocioni al grupo en forma de una absurda técnica que precipitó el despótico dominio de un Montepaschi que, con el viento de cara y un rival completamente entregado, se sólo la melena y adquirió el suficiente grado de confianza como para ver el aro como una piscina.
Los excelsos tiradores del cuadro toscano, siempre liberados y huérfanos de oposición tras una perfecta circulación de balón en ataque, alzaron la voz y camparon a sus anchas frente a un Caja Laboral que encajó la friolera de cincuenta puntos en los dos cuartos finales. La mayoría de ellos procedieron desde más allá de la línea de 6,75 metros sin que un colectivo desangelado hallara un antídoto que le permitiese revertir la dramática situación. Zan Tabak, que volvió a mostrar cierta confusión a la hora de configurar los mejores quintetos en pista, llegó incluso a plantear una zona de ajustes que no hizo sino afilar un poco más los colmillos de un anfitrión tocado por una varita mágica y al que su sobrenatural índice de acierto le dio alas.
Con el rutilante Bobby Brown más dedicado a intentar hacer mejores a sus compañeros que a perforar el aro visitante, fueron los secundarios de Luca Banchi quienes se encargaron de abrir un boquete de dimensiones gigantescas en la pusilánime defensa alavesa. Kangur, Hackett, Moss y, sobre todo, el letal Janning hicieron constantes dianas para ir minando paulatinamente la débil oposición de un conjunto que, tras sumergirse en una nube con la conquista de diecisiete victorias consecutivas, vuelve a exhibir todas las carencias atisbadas al comienzo de la temporada y, por otro lado, precipitaron la traumática marcha de un icono como Dusko Ivanovic de la capital alavesa.
sin respuestas La caída en picado del Baskonia volvió a resultar sorprendente tras el buen papel desplegado a lo largo de una esperanzadora primera parte donde el Montepaschi, salvo en los minutos iniciales, halló serios obstáculos para conseguir canastas fáciles. Sin embargo, el pertinente periodo para la reflexión obró efectos terapeúticos para los locales y paralizó las piernas y la mente de los visitantes, convertidos ya en pequeñas caricaturas. Desprovisto del alma, orgullo y la tensión que exige cualquier compromiso correspondiente a la Euroliga, el Caja Laboral terminó sucumbiendo con justicia y prolongando el mal fario que le acompaña en sus desplazamientos hasta tierras toscanas.
De los 85 puntos encajados al final de los cuarenta minutos, más de la mitad -en concreto 45- fueron encajados desde la línea de tres. Un premio para la milimétrica puntería del Montepaschi y, sobre todo, un castigo inevitable para un forastero que, como sucedió en la reciente semifinal copera ante el Barcelona, se desmoronó como un castillo de naipes cuando el rival incrementó los decibelios defensivos. Mientras los transalpinos firmaron un excelente 56% en triples con 15 bombas de 26 intentos, los pupilos de Tabak acreditaron un acierto ínfimo con el que resulta imposible dar la réplica al auténtico tirano de la Lega italiana. Apenas 4 triples de 16 intentos, esto es un 25%, constituyó la penosa tarjeta de presentación azulgrana ante el escaso tino acreditado por jugadores como Heurtel o Causeur. En definitivo, otro doloroso castigo que sigue alimentando la desazón en el entorno.