Vitoria. El penúltimo obstáculo del Caja Laboral en el pedregoso camino hacia su séptima Copa de la historia es un clásico de la Liga ACB y de la Euroliga que no necesita ninguna tarjeta de presentación. De hecho, es el gran dominador del baloncesto estatal en la última década junto al club vitoriano y el reciente verdugo del Real Madrid en una semifinal que perdurará durante años en la memoria de todos los aficionados. El Barcelona, que arrancó con serias dudas pero se va asentando con el paso de las semanas y recuperando esa aureola de equipo ganador que había sido puesta en duda por muchos, se perfila como un hueso muy duro de roer como ya quedó patente en el último encuentro que ambos disputaron correspondiente a la quinta jornada del Top 16. Los alaveses se las prometían felices y suspiraban con prolongar su imbatibilidad en la máxima competitición, pero la visita del ogro culé supuso un aplastante baño de realidad (79-90) y la constatación de que su plantilla se halla dotada de infinidad de recursos.
Es cierto que el proyecto en manos de Xavi Pascual emite algunos síntomas de agotamiento, que sus principales emblemas acumulan muchos años y que Joan Creus ha debido, ya avanzada la temporada, rectificar sobre la marcha la errónea planificación del mercado estival con los fichajes de jóvenes sin pulir (Abrines y Todorovic) y la pérdida de sus pívots más intimidadores (Vázquez y Ndong). El fichaje de Oleson era una prioridad a la vista de los innumerables problemas físicos de Navarro, para quien los años no pasan en balde y cuyo magullado cuerpo ya soporta con dificultades el espartano trajín de un partido cada tres o cuatro días.
El genio de Sant Feliu de Llobregat aparece y desaparece de las alineaciones, condicionando la estabilidad de un conjunto que sin su magia se resiente lo que no está en los escritos. Oleson, en cambio, ha tardado poco tiempo en justificar la valía de su fichaje. De hecho, disputó los minutos decisivos frente al combinado de Laso exhibiendo una férrea disciplina defensiva y protagonizando varios chispazos en ataque que allanaron el billete blaugrana hacia semifinales.
Aunque Navarro no esté al máximo de sus posibilidades, el Caja Laboral no debe caer en la tentación de minusvalorar el enorme potencial de un rival armado hasta los dientes que debe efectuar dos descartes al disponer en la actualidad de la friolera de catorce fichas profesionales. Ingles y Todorovic no se vistieron de corto en los cuartos de final ante el Madrid, pero aun así el arsenal barcelonista tiene para dar y regalar en todas las posiciones.
Si hay un hombre que inquieta sobremanera en el entorno baskonista, ese no es otro que Mickeal. Con 23 puntos, se convirtió en un elemento indescifrable para los exteriores de Tabak en el último pulso continental. El de Illinois, un ganador nato que se motiva sobremanera cuando huele los títulos, y un renacido Tomic son los hombres más en forma del actual Barcelona, aunque en su roster anidan otros lugartenientes de lujo que no deben ser minusvalorados. El poste croata, que salió por la puerta de atrás de la casa blanca, ha recobrado la confianza de la mano de un equipo que le busca con insistencia en el poste bajo para aprovecharse de sus ingentes dosis de talento. Frenar su conexión con Marcelinho, inteligente como pocos para explotar la debilidad del rival, será otra de las premisas para que el Baskonia se plante mañana en su décima final copera de la historia.