vitoria. Una de las grandes virtudes de este Caja Laboral, que ha sembrado dudas y por fin comienza a ofrecer algunas certezas, radica en su amplio abanico de jugadores con talento. Es el azulgrana un equipo en el que resulta casi imposible señalar a una estrella, porque tiene muchas que suelen turnarse para lucir y echarse el equipo a las espaldas cuando corresponde. En este firmamento de cuerpos celestes descansa también un santo, que en las últimas semanas vuelve por sus fueros.

Fernando San Emeterio ya viene demostrando durante los últimos partidos que se encuentra de nuevo cerca de su mejor estado de forma. El alero cántabro, que no pareció arrancar la temporada en su mejor estado de forma, ha recobrado las sensaciones en la cancha. Sobre todo desde un punto de vista físico, que le permite gozar de mayor frescura para que su amalgama de recursos ofensivos luzca. Pese a todo, como se vio en el Pisuerga el pasado miércoles, es en los recovecos más oscuros del baloncesto donde más brilla. Su intensidad defensiva y su conocimiento del juego valen oro.

También sirvió el partido de ayer para que los postes azulgranas, sobre todo los titulares, brillaran ante la escasa oposición que encontraron en el equipo rival.