Vitoria. El deporte profesional no entiende de treguas ni de periodos de asueto para disfrutar de lo conseguido. Lo único importante es el presente y mirar atrás no está permitido. Más bien al contrario, acostumbra a ser sinónimo de tropiezo en el paso inminente. Bien lo saben los integrantes del Caja Laboral que desde que se visten el chándal por vez primera en la pretemporada hasta que alcanzan el inicio de las siempre ansiadas vacaciones acumulan jornadas de trabajo y exigencia sin fin. Una circunstancia que, a buen seguro, les será de notable ayuda para afrontar el importante compromiso que les regala la quinta jornada de la ACB.

Apenas setenta y dos horas después de conquistar una épica y balsámica victoria en Milán ante el Emporio Armani de Sergio Scariolo que les permite alejar el fantasma de los problemas en la primera fase de la Euroliga, los discípulos de Dusko Ivanovic tienen que enfrentarse a un nuevo desafío de considerables dimensiones. Nada menos que medirse, y en su propio feudo, al solvente líder de la competición doméstica, el Real Madrid.

Se trata, por lo tanto, de un duelo entre dos de los pesos pesados de la Liga. Aunque es cierto que el torneo de la regularidad todavía se encuentra en sus albores y que, ocurra lo que ocurra sobre el parqué, ningún aspecto del futuro estará ya determinado y quedará mucho tiempo para reescribir las trayectorias, no lo es menos que los partidos entre los candidatos a alzarse con el título siempre dejan poso y cuentan con cariz especial. Más aún si, como es el caso, sus trayectorias están jalonadas de numerosos episodios de la más alta rivalidad tanto sobre la pista como en la grada.

En cualquier caso, lo realmente importante será lo que suceda esta tarde en la cancha del Palacio de los Deportes de la Comunidad. Tanto los discípulos de Dusko Ivanovic como los de Pablo Laso saben más que de sobra que están obligados a ofrecer lo mejor de su repertorio si quieren tener opciones de luchar por la victoria. Todo lo que no sea estar cerca de su máximo rendimiento se traducirá, con toda probabilidad, en la concesión de facilidades para un oponente que ni por un instante dudará en aprovecharlas.

Y es ahí precisamente donde el Baskonia parte con una cierta desventaja. Al menos, en cuanto a número de efectivos con los que poder librar la batalla. El conjunto vitoriano está siendo víctima en el presente ejercicio de una inoportuna plaga de lesiones y de nueva se encuentra en la tesitura de disputar un encuentro importante muy mermado de elementos.

El último en incorporarse a la lista de ausentes ha sido Nocioni, que deberá permanecer de baja entre siete y diez días como consecuencia del esguince cervical que se produjo en el duelo de la Euroliga en Milán. Esta destacada ausencia debilita aún más el juego interior baskonista, que tendrá que ser sotenido por Lampe y las aportaciones puntuales de los dos Bjelica y Hernández Sonseca. En la expedición alavesa estará también el alemán Tibor Pleiss, que regresa a una citación tras caer de baja por una mononucleosis. Teniendo en cuenta que no se ha entrenado con el grupo todavía, sin embargo, su presencia será meramente testimonial.

Quien una jornada más tampoco podrá ser de la partida es el estadounidense (con pasaporte montenegrino) Taylor Rochestie, por lo que la dirección de juego recaerá de nuevo en la pareja formada por el veterano Carlos Cabezas y el joven Thomas Heurtel.