Las Palmas. Hay resacas amargas y resacas dulces. La del tercer episodio liguero del nuevo proyecto del Caja Laboral resultó plácida hasta el extremo. Aun con todas las reservas que aconseja el hecho de que el equipo azulgrana muestra todavía la irregularidad propia de estas alturas del calendario, la ilusionante puesta en escena que desplegaron los pupilos de Ivanovic en el CID arrojó un manto de calma y confianza sobre un colectivo que hasta la fecha seguía sin ver reflejados en los marcadores sus progresos.
El vestuario baskonista rezumaba paz tras la victoria en la siempre complicada pista insular. Los jugadores huían de euforias, conscientes de que se trataba sólo de un partido, pero se dejaban acariciar por el suave tacto de la satisfacción al comprobar que las cosas pueden salir bien con el plan trazado. En Las Palmas, ante todo, el renovado combinado gasteiztarra encontró el patrón a seguir para que el presente curso abandone los derroteros de la decepción que tiñó el pasado. Aunque, eso sí, del primero al último todos los componentes del plantel asumían que todavía no se ha hecho nada como para lanzar las campanas al vuelo.
"Las cosas nos salieron bien. Hicimos un partido muy completo. De todos modos, sólo es un partido. Hay que seguir trabajando", advertía Maciej Lampe, uno de los principales motivos del cambio, todavía exhausto tras el trabajado triunfo frente a un rival que en ningún momento bajó los brazos. Un oponente orgulloso que exigió el máximo a un Baskonia que el sábado, en La Roca, supo darlo a pesar del cansancio y de las dudas que pudieran acompañarle. "Estábamos jugando bastante bien", consideraba el poste polaco. "Sabíamos que iba a ser difícil desde un punto de vista anímico después de perder ante Olympiacos". Y fácil no fue. Pero Ivanovic supo sacar el sábado lo mejor de un equipo que se parece muy poco al de hace un año a pesar de que tampoco son tantas las piezas que han cambiado.
Fernando San Emeterio, referente entonces y ahora, es consciente de que en la pista grancanaria se obtuvo algo más que una victoria para decorar el casillero de la clasificación liguera. Se sacaron algunas conclusiones. No son definitivas, pero pueden servirle a Ivanovic para sumar más adeptos a su nueva causa, que como está quedando claro en estos primeros pasos de la temporada puede ofrecer un juego más atractivo del que el cuadro azulgrana había habituado en las dos últimas campañas a su parroquia. El tiempo determinará si esa propuesta resulta lo suficientemente sólida como para aspirar a la pelea por los títulos, el objetivo que se persigue desde las oficinas del Buesa Arena.
"Hemos dado buena imagen. El equipo ha realizado un buen trabajo defensivo, con muy buena circulación de balón en ataque. Hicimos un partido muy serio en una pista muy difícil", explicaba todavía en los intestinos del Centro Insular de Deportes San Emeterio. Peso pesado en el vestuario baskonista, el cántabro ponía palabras a esa sensación que ofrecía el colectivo de haber logrado algo más que una victoria. "Nos tiene que servir para también aprender a ganar fuera, que va a ser muy importante para nuestros objetivos", aseveraba.
El equipo, que ofreció un punto de madurez quizá irreal, sigue estando verde. Queda mucho trabajo por delante para alcanzar el grado de perfección que persigue Ivanovic. Y el propio técnico sigue insistiendo en que será necesario que sus pupilos interpreten a la perfección la partitura durante los cuarenta minutos de los conciertos. No basta ni con diez, ni con quince, ni con veinte. Y está claro que todavía debe esperar la afición azulgrana que lleguen pasos atrás con respecto a lo que se vio el sábado antes de llegar al clímax de la temporada. Sin embargo, da la impresión de que la plantilla comulga con el sargento de hierro, concibe los errores con nitidez y no se deja llevar ni por euforias excesivas ni por el desánimo si las cosas no salen.
"Sobre todo la imagen que se ha mostrado en este partido debe resultar importante desde el punto de vista del colectivo", afirmaba Carlos Cabezas, llamado a ser importante aunque en estos primeros compases de curso dé la impresión de que sigue luchando por adaptarse al papel que le pide interpretar Ivanovic. El malagueño, pese a todo, fue uno de los que dio un paso adelante en el CID. Y confía en que este duelo marque un riel del que el equipo ya no descarrile.
Cabezas, sólido en defensa, más suelto en ataque, exponía sin tapujos las líneas maestras del nuevo plan baskonista: "La clave se ve que está en rebotear y correr. Es lo que queremos hacer este año, un aspecto que debemos explotar porque creo que tenemos un equipo atlético, que puede desempeñar ese tipo de juego, para correr y buscar ventajas y creo que lo hemos hecho a la perfección. Pero todo ha empezado por la defensa, que es lo que nos ha dado la capacidad para poder hacer eso", exponía.
defensa La defensa. Esa puede ser la clave definitiva para que un Baskonia talentoso, eléctrico, más vistoso y capaz de superar cada partido los ochenta puntos acabe por convertirse en un sólido rival para los grandes transatlánticos de ACB y Euroliga. "Es lo que queremos, ser un equipo completo, competitivo tanto adelante como atrás. Queremos sumar muchos jugadores, que estén activos en las dos partes de la cancha", exponía San Emeterio, un tipo que vale oro por su capacidad para cambiar de rol, para pasar de ser estrella a erigirse en complemento, para asumir el protagonismo cuando las cosas se atascan pero dispuesto a ofrecer sacrificio cuando quizá otros asumen papeles más brillantes.
Y es que, como el propio medallista olímpico advirtió a comienzos de temporada, la fuerza de este nuevo Caja Laboral, huérfano de sus dos grandes iconos de la pasada campaña, puede residir en el colectivo. "Esperemos que este partido marque esa línea a seguir. Hemos estado todos muy unidos. No era fácil después de cómo veníamos, porque era una pista muy complicada, pero el equipo estuvo muy unido y ha sabido manejar la situación", reforzaba la idea Cabezas.
Hay unas resacas más amargas que otras. Las hay dulces, como la que arrojó la victoria del sábado. Quizá en este caso porque reforzó una idea en la que Ivanovic creía y que todavía debe crecer. Hay resacas placenteras que en todo caso no deben empañar la realidad. Y la del nuevo proyecto del Caja Laboral no es otra que la del enorme trabajo que queda todavía por hacer. "Sí, queda mucho por hacer. Ahora tenemos unos días para seguir entrenando y el viernes tenemos un partido muy importante en casa que no se puede escapar y en el que tenemos que mantener esta línea", se sinceraba San Emeterio. La ruta queda marcada.