Vitoria. Josean Querejeta ha dado el primer paso para comenzar a rentabilizar la costosa inversión que supuso la ampliación del Fernando Buesa Arena hasta las más de 15.500 butacas. La Copa del Rey, el torneo más atractivo del año y que siempre congrega a centenares de baskonistas en las gradas con independencia de su sede, regresa nuevamente a Vitoria. Posiblemente no se hará oficial hasta la disputa de la inminente edición de la Supercopa, prevista en el Príncipe Felipe de Zaragoza los días 22 y 23 de este mes, pero Josean Querejeta ya ha ultimado junto a los rectores de la patronal todos los detalles para que la faraónica pista del Caja Laboral sea el centro neurálgico del baloncesto entre el 7 y el 10 de febrero de 2013.

Tras las ediciones de 2000, 2002 y 2008, saldadas todas ellas con un éxito rotundo en todas las vertientes, la Copa vuelve a uno de los lugares emblemáticos con el aliciente añadido de que en esta ocasión ofrece una infraestructura inmejorable para acoger al mayor número de aficionados posible. Cabe recordar que únicamente el Palau Sant Jordi de Barcelona posee a nivel estatal un aforo mayor que un Buesa Arena decidido tras su última remodelación a abrir sus puertas a los torneos más importantes a nivel doméstico e internacional, entre ellos una Euroliga que constituye la única asignatura pendiente de la directiva azulgrana.

El proceso de su concesión a Vitoria, sin embargo, no ha sido fácil por muchos motivos. La ACB, que obliga a las ciudades interesadas a abonar un canon de organización próximo al millón de euros, firmó en su día un contrato con la Comunidad de Madrid para que el Palacio de los Deportes albergara el evento alternativamente cada dos años. Se cumplió escrupulosamente el acuerdo en 2009 y 2011, pero la irrupción de Vitoria ha supuesto un caramelo goloso en estos tiempos de estrecheces económicas en los que la clase política debe mirar con lupa cada euro dilapidado de sus arcas.

nombre en el aire Si todo se ha demorado ha sido, en parte, por las reticencias iniciales del Consistorio vitoriano y la Diputación Foral de Álava para sufragar dos terceras partes del dinero exigido por el organismo donde Albert Agustí mueve todos los hilos. El Gobierno Vasco, pendiente de unas elecciones en octubre, también debía contribuir a la causa como otro de los principales interesados para ver relanzada la economía del territorio durante cuatro días en los que seguidores de diferentes lugares invertirán fuertes sumas de dinero para potenciar el turismo. La complicidad de las dos principales instituciones de la provincia ha sido, a la postre, menor que en anteriores ocasiones. Ello ha obligado, como avanzó este periódico el pasado martes, a Querejeta a llamar a la puerta de empresas privadas que también podrían rentabilizar la llegada del torneo.

Al igual que sucede con la Liga ACB y la Supercopa, que han adquirido desde el año pasado el apellido Endesa a raíz del patrocinio de la firma energética, la patronal ve con buenos ojos la posibilidad de cambiar el nombre de la competición en favor de la firma que se implique activamente en la financiación. Sin embargo, esto es algo que se desvelará en próximas fechas cuando la noticia adquiera rango de oficialidad. Eduardo Portela, actual presidente que ha sido desplazado a un segundo plano para revitalizar una competición cada vez más devaluada, acostumbraba a comunicar con un año de antelación la identidad de la sede, pero en esta ocasión sus planes se han visto trastocados ante la falta de candidaturas derivada del grave contexto de crisis en que se halla sumergido el país. Vitoria ha pujado finalmente con más fuerza.