Vitoria. Ya se han disputado hasta la fecha cinco derbis para entrar en calor, y a corto plazo aguardan como mínimo otros tres más con la celebración este viernes de la final de la Euskal Kopa en Miribilla y los dos garantizados capítulos iniciales correspondientes a la eliminatoria de cuartos de final por el título. Si se produce un desempate fatídico para dilucidar la identidad del ganador de un billete para las semifinales de la ACB, habrán sido un total de nueve. Más morbo parece imposible tras un caprichoso calendario que ha establecido que dos enemigos irreconciliables se vean las caras en todos los frentes posibles, salvo en la pasada edición copera celebrada en Barcelona debido a la incomparecencia vizcaína.

La rivalidad entre el Baskonia y el Bizkaia ha adquirido durante la presente temporada unas cotas insospechadas. A los dos encuentros de la fase regular saldados a favor de los pupilos de Ivanovic -el agónico 79-80 de la ida tuvo su continuidad con el arrollador 100-70 del pasado domingo-, se sumó en la recta final de la pretemporada el choque perteneciente a las semifinales de la Supercopa que desembocó en un triunfo vitoriano (88-93). Sin embargo, estas victorias tuvieron su contrapunto en el nítido dominio exhibido por los hombres de negro en la Euroliga. Si el Caja Laboral quedó eliminado fuera de las fronteras a las primeras de cambio fue, en parte, por sus dos hirientes derrotas ante los de Katsikaris. En el Iradier Arena, comenzó a perder el rumbo (84-89) tras unos delirantes minutos finales, mientras que el acta de defunción quedó rubricada la última jornada (77-72) en el infierno de Miribilla en un partido donde, de haber ganado, podría haber amarrado el liderato de grupo. La grandeza y miseria del deporte.