Vitoria. Si hay un rival que ilustra a la perfección la galopante crisis en que vive inmersa la ACB, ese no es otro que el próximo laureado visitante que aterriza mañana por la tarde en el Fernando Buesa Arena. Lejos quedan los tiempos en los que el Joventut, un clásico venido a menos con el paso de los años, tuteaba a los grandes transatlánticos liderado por aquella irrepetible generación de jugadores entre los que sobresalía Jordi Villacampa, su actual presidente. Quien fuera uno de los exteriores más carismáticos en la historia del baloncesto español debe lidiar en la actualidad con una astronómica deuda, cifrada en más de 15 millones de euros, y también desde hace unas semanas con el repentino interés del Ayuntamiento de Burgos para adquirir la plaza de la entidad badalonesa.
Ante los problemas de la histórica Penya para alcanzar un acuerdo con el juzgado mercantil que supervisa el concurso de acreedores en el que se ve inmerso desde octubre de 2010, la todavía utópica posibilidad de que pueda poner en venta su plaza ha puesto los dientes largos a un conjunto puntero de la Adecco Oro que tiene entre ceja y ceja la idea del ascenso. Según publicó hace semanas la web economiadigital.es, el Consistorio de la capital burgalesa ha solicitado un precio por la misma en el caso de que el equipo no pueda conseguir en breve el ascenso por méritos deportivos.
En cualquier caso, se trata de una hipótesis con remotas opciones de convertirse en realidad. Para empezar, la venta de una plaza de la ACB requiere de la aprobación de los restantes 17 clubes que componen la patronal, cuya Comisión Delegada tiene previsto endurecer a partir de la próxima temporada las condiciones económicas que regirán el funcionamiento de la competición y ve con buenos ojos la posibilidad de reducir el número de equipos para aligerar un calendario demasiado comprimido. El último precedente en este sentido data de hace 16 años, en concreto 1996, cuando el Fuenlabrada abonó 2,4 millones de euros por los derechos de un Peñas Recreativas de Huesca sumido en la ruina económica.
el camino más corto Teniendo en cuenta que el recién ascendido Iberostar Canarias debe hacer frente en las próximas semanas a un canon de inscripción de 6 millones de euros -más los casi 3 millones en concepto de coste de plantilla que son, como mínimo, necesarios para confeccionar un grupo de calidad-, algunos directivos conciben que la posible compra de una plaza de ACB resultará más económico. Y, ante los acuciantes problemas no sólo del Joventut sino de otros clubes como el Alicante, esa vía puede resultar hoy en día la más corta de cara al aterrizaje en la élite del baloncesto español para aquellos clubes pujantes de la Adecco Oro (Breogán, Melilla, La Palma, Lleida...) que llevan varias temporadas llamando de forma insistente a la puerta.
Con una amplia lista de acreedores pendientes de cobrar el dinero que se les adeuda, entre los que destacan varias entidades financieras e incluso Hacienda, lo único cierto es que el Joventut necesita un urgente plan de viabilidad para sostener un proyecto cada vez menos ambicioso. Lo que nunca consentiría su sufridora afición, una de las más entregadas por antonomasia del panorama nacional y muy identificada con los colores verdinegros debido al trabajo de cantera, es que su plaza se venda al mejor postor.