COMO si un imperceptible movimiento sísmico estuviese sacudiendo al Baskonia de manera constante, la falla que se ha abierto entre los jugadores titulares y los que deben ejercer de refresco partiendo desde el banquillo no para de crecer en el presente ejercicio. El duelo de ayer frente al UCAM Murcia fue el ejemplo perfecto del abismo que media entre uno y otro grupo. Porque lo cierto es que el reparto de minutos entre los integrantes de la plantilla -en un duelo más que asequible, conviene no olvidarlo- resultaría poco comprensible en condiciones normales. Sin embargo, el propio Dusko Ivanovic no dudó en ofrecer una contundente explicación al término del choque. "Necesitábamos ganar y con algunos jugadores no íbamos a hacerlo", espetó.
Los señalados por el montenegrino, evidentemente, son los que habitualmente integran la segunda escuadrilla del Baskonia y que ante el Murcia volvieron a dar un paso atrás en sus prestaciones. Como consecuencia, los que suelen tirar del carro debieron asumir una nueva sobrecarga de minutos que en poco ayuda al equilibrio del grupo. Sin duda el caso más sangrante se encuentra en la posición de base, en la que parece cada vez más evidente que el Caja Laboral únicamente dispone de un timonel de garantías. Pese a tener el hombro maltrecho, Pablo Prigioni estuvo sobre el parqué la friolera de 35.51 minutos, lo que le llevó a perder la frescura en algunos momentos y tener que dosificar sus esfuerzos para no acabar desfondado.
El motivo no fue otro que la pobre respuesta que ofreció Heurtel cuando Dusko Ivanovic le dio la alternativa en el epílogo del primer cuarto. El director de juego francés volvió a naufragar por completo y lejos de mantener el pulso del equipo para hacer buena la renta de que disponía en esos instantes lo condujo a la deriva hasta que el técnico lo devolvió al banquillo cuatro minutos después para permanecer allí hasta la conclusión del choque.
El del galo es el más llamativo pero ni mucho menos el único ejemplo. De esta manera, los dos Bjelica volvieron a firmar ayer sendas actuaciones muy por debajo de lo que de ellos se espera y en ningún momento ejercieron de recambios de garantías de los compañeros a los que dieron descanso. Especialmente preocupante fue la actuación de Milko, que protagonizó fallos clamorosos bajo el aro y en ningún momento dio sensación de estar enchufado al duelo.
Los únicos que se salvaron de la quema fueron Fernando San Emeterio y Pau Ribas. El primero, que reapareció tras perderse los tres últimos partidos por su lesión de pubis, disfrutó de una mayor ración de minutos de lo que probablemente estaba previsto debido al castigo que recibió Nocioni por sus madrugadoras faltas personales. El cántabro no brilló pero al menos tampoco destacó por lo negativo, lo que teniendo en cuenta su situación ya es bastante.
Ribas, por su parte, no tuvo un día acertado ante el aro (1/6 en tiros de campo) pero supo leer el juego para darse cuenta de que el Baskonia podía hacer daño desde dentro y llevó la pelota hasta la pintura para que Lampe se aprovechase de sus asistencias (4). Además, se convirtió en el máximo reboteador del equipo con ocho capturas.
Un balance, en cualquier caso, demasiado escaso para poder aspirar a metas elevadas. Y es que sólo con un equilibrio mucho mayor entre titulares y suplentes podrá carburar de verdad este Baskonia.