Hay jugadores convertidos en nómadas de la canasta que casi no disponen de tiempo para deshacer la maleta en el sitio donde recalan por su peculiar mentalidad. El veterano Ime Udoka, uno de los grandes revulsivos del Murcia junto al técnico Oscar Quintana para acariciar la permanencia en la ACB que mañana visita el Buesa Arena, forma parte de ese selecto grupo de trotamundos que podría escribir más de un libro narrando sus peripecias vestido de corto en nada menos que catorce equipos. De padre nigeriano y madre estadounidense, este diplomado en Ciencias Sociales tiene ganada a pulso la fama de viajero tras actuar en numerosos conjuntos tanto de la Liga de Desarrollo estadounidense como la NBA, además de sus experiencias continentales en España, Francia y Lituania. Nacido en Portland, de 34 años y 1,98 metros, su aterrizaje en una escuadra, a priori, de recursos limitados como la pimentonera constituyó a primeros de enero una auténtica sorpresa tras haber vestido con anterioridad la elástica de alguna de las franquicias más glamourosas como los Spurs y los Trail Blazers.

La fallida tentativa para incorporar al bosnio Nihad Djedovic precipitó su llegada con la aureola de salvador a una ciudad que se hundía sin remisión hacia la Adecco Oro. El UCAM Murcia, cuyo adinerado mecenas José Ramón Carabante ha delegado en el conocido agente Arturo Ortega la confección de la plantilla para esta temporada, quiso apostar fuerte para huir de la quema. Y gracias a los fichajes del citado Udoka y el compulsivo anotador Quincy Douby, complementos perfectos en el perímetro para la solvencia interior acreditada por James Augustine, demandaba soluciones urgentes que cambiasen su errática dinámica. Nada mejor para ello que la experiencia de un hombre curtido en mil batallas y con numerosas cicatrices en el cuerpo como este exterior cotonou -no ocupa, por tanto, plaza de extracomunitario- para insuflarle la fuerza necesaria y así dejar la permanencia a tiro a falta de cinco jornadas para la conclusión de la fase regular.

Udoka, un alero eminentemente físico y saltarín que ejerció básicamente como perro de presa durante sus 316 encuentros en la NBA ante su falta de pujanza anotadora, se convirtió hace años en un ejemplo de superación personal. Una grave lesión de rodilla justo antes de despedir su etapa universitaria le dejó prácticamente sin opciones de resultar elegido en el draft y le obligó a estar parado cerca de diez meses. Durante ese intervalo de tiempo, posiblemente apurado por sus necesidades económicas, combinó las interminables sesiones de recuperación en el hospital con un pesado trabajo nocturno -su horario era de 2 a 8 de la mañana- en una empresa de envíos donde debía cargar y descargar cajas. Una experiencia fructífera que, a su juicio, le sirvió para cerciorarse de que "si era capaz de llevar ese ritmo durante casi un año, podría hacer cualquier cosa que me propusiera durante mi carrera como baloncestista".

Una novia conocida Sus orígenes humildes le han llevado a solidarizarse con los más necesitados. Y, en homenaje a su padre fallecido, creó en su antigua universidad de Portland State, donde también tiene su propio campus de baloncesto, un sistema de becas destinado a ayudar a los estudiantes de Administración de empresas con menos recursos. Fuera de la pista de baloncesto, Udoka también presume de ser una figura mediática. Su hermana Mfon, ya retirada, militó con éxito en Los Angeles Starks, de la WNBA estadounidense, pero si algo ha levantado ciertas envidias es la identidad de su pareja sentimental. Se trata de Nia Long, una famosa actriz estadounidense que, entre otros papeles, interpretó a la novia de Will Smith en El Príncipe de Bel Air. La del Murcia no es, sin embargo, su primera experiencia en la ACB. En la campaña 2004-05, disputó 15 partidos en el Gran Canaria, donde cedió su plaza a Billy Keys tras quince jornadas justo después de que Gonzalo Martínez cayese lesionado. Sumido ahora en un álgido estado de forma, Udoka amenaza seriamente la integridad azulgrana.