Vitoria. Fernando San Emeterio vive últimamente aislado de la rutina diaria de entrenamientos del Baskonia, cuya solidez se está viendo en parte resentida por la sensible ausencia del incansable todoterreno que aporta su granito de arena en todas las facetas. Si todos los estamentos del club vitoriano auguraban hace días que esta semana sería la definitiva para que se pusiese por fin a las órdenes de Dusko Ivanovic con el fin de reaparecer en el duelo del sábado ante el UCAM Murcia, esta aspiración se mantiene de momento en el aire y continúa sin hacerse realidad. La pubalgia que le martiriza desde el choque doméstico ante el Estudiantes, celebrado el pasado 25 de marzo, supuso el inicio de un pequeño calvario que, a juicio del afectado, tiene visos de estar llegando a su fin.
"Tengo menos dolores. Cuando me produje el problema, casi no podía correr. Ahora puedo hacer casi todo, salvo algunas acciones de arrancadas y saltos. Lo demás, más o menos bien", precisó San Emeterio, cuya sombra permanente es el preparador físico azulgrana Oskar Bilbao. El tratamiento conservador sigue su curso mientras el Baskonia no puede disponer, ni para entrenar ni para jugar, de los servicios de una pieza fundamental para dotar de más munición a un perímetro en horas bajas. Su ausencia en los tres últimos partidos ha sido determinante para explicar los apuros registrados ante el Alicante, el Real Madrid y el Assignia Manresa. El alarmante bajo estado de Oleson y Ribas, así como la lenta puesta a punto de un Nocioni falto de rodaje, convierten su vuelta casi en una necesidad imperiosa.
Cuestionado ayer sobre si podrá vestirse de corto ante los pimentoneros en el Buesa Arena, San Emeterio no arrojó excesiva luz y mantuvo su discurso sobre la prudencia. "Todavía trabajo por mi cuenta y a ver si poco a poco el dolor va remitiendo y puedo entrenar con el grupo. No sé si llegaré a ese encuentro. Voy a seguir con mi tratamiento de fisioterapia para ver hasta dónde puedo llegar apretando un poco más", subrayó el santanderino, que en sus anteriores campañas vestido con la elástica baskonista había demostrado ser un jugador de hierro para sortear las lesiones.
La única consigna, como describió el protagonista, es "armarse de paciencia" al tratarse de un percance traicionero que ya originó en su día innumerables quebraderos de cabeza al israelí Lior Eliyahu. "Por mucho que uno quiera volver, es el dolor el que marca cuándo tienes que volver. Hay que tener paciencia, no precipitarse y en eso estamos. Lo fundamental es recuperarme bien, ya que si no se puede agravar el problema y puede ser aún más rollo. Hay que curarla bien y para eso debo estar tranquilo", confirmó. La intervención quirúrgica, que acabaría con su temporada en Vitoria y posiblemente su presencia en los Juegos, ya fue descartada en un primer momento como terapia para su recuperación.