Vitoria. Más de dos meses después de su reestreno parcial el 5 de febrero en el choque ante el Gran Canaria y apenas unos días después del bautismo de su aforo completo frente al Real Madrid, la cubierta del Fernando Buesa Arena comienza a mostrar la que será su nueva imagen de edificio sostenible. La UTE formada Lagunketa, Zikotz y Giroa, que han adelantado los plazos de entrega de la faraónica reforma de ampliación, acaba de iniciar la instalación de los paneles fotovoltaicos que generarán energía para el propio consumo del recinto.

Los arquitectos de la Diputación han pretendido abrigar el modelo que han desarrollado varias de las instalaciones deportivas más modernas del planeta. Cada vez son más los pabellones y grandes estadios que han adquirido este modelo de autoabastecimiento. El Buesa Arena no será una excepción en este sentido. El pabellón del siglo XXI que luce orgulloso el club vitoriano ha adaptado su filosofía de consumo energético a los tiempos que corren. Y esta iniciativa, como ha quedado constatado en otros escenarios de dimensiones colosales como el Wankdorf Stadium de Berna o el Estadio Solar de Taiwan, ayudará en gran medida a reducir la factura económica y medioambiental de este tipo de infraestructuras deportivas.

La instalación fotovoltaica, con una potencia de 439 kilowatios, estará formada por 1.830 paneles de policristalino que se están fijando sobre una estructura modular. El concepto resistente se basa en la creación de una malla perforada y continua con el fin de que la succión del viento sea incapaz de elevarla. Cada panel, por su parte, tiene una potencia de 240 watios y una dimensión de 1,94 metros cuadrados, lo que suma una superficie total de placas de 3.550 metros cuadrados de los 5.400 con que cuenta la cubierta.

El nuevo Buesa Arena también disfrutará de un sistema de intercambio geotérmico, aprovechará las aguas de lluvia y tratará los desechos de los miles de espectadores. En esta línea, el edificio cuenta con un moderno sistema de intercambio geotérmico con bomba de calor para la calefacción de la planta de servicios, prensa, salones de recepción y actividades y cafeterías. Según la previsión de los responsables forales, la elevada inversión de esta iniciativa será amortizada en un plazo de diez años, momento en el que únicamente se pagará el coste de la bomba que mueve el sistema.