Vitoria. En un tiempo en el que muchos habían comenzado a poner en duda los valores tradicionales de un club que ha convertido la gesta y el espíritu indomable en parte nuclear de su código vital, Mirza Teletovic ofreció ayer una lección de compromiso al alcance de muy pocos. El capitán del Caja Laboral, que abandonó el pasado sábado el parqué del Iradier Arena con un esguince de codo y un acusado dolor en la espalda, dio un paso adelante y aseveró que tratará de jugar el atractivo duelo que este próximo domingo debe disputar su equipo en la cancha del Real Madrid.

Teletovic, genio y figura, no se cortó a la hora de restar hierro a la lesión que lo mantuvo apartado de la disciplina del grupo en los primeros entrenamientos del equipo. Fiel al discurso bélico de su entrenador, el francotirador bosnio echó mano de su propia experiencia vital para dar a entender que el esguince de codo no será motivo suficiente para borrarse de este choque. "Si sobreviví tres años de la guerra, no creo que esto me dé problemas", se sinceró el principal referente ofensivo de un equipo que lo necesitará para hacer frente a uno de los rivales más potentes de la Liga Endesa.

"Tengo molestias, pero se puede", respondió cuando se le cuestionó sobre si su respuesta venía a decir que lo parecía que quería decir. Y así era: "Es normal que duela. Me di un golpe muy fuerte. Pero aguantaré", aseguró el francotirador bosnio, cuyo concurso puede resultar crucial, ya no sólo en ataque, sino también a la hora de arrimar el hombro en defensa para asociarse con Milko Bjelica y tratar de reducir la producción de la reluciente nómina del líder, compuesta por figuras de la talla de Ante Tomic, Nikola Mirotic, Mirza Begic o un Felipe Reyes que puede hacer mucho daño por su especial habilidad en el rebote ofensivo.

Teletovic encuentra una especial motivación en este tipo de compromisos. "Un partido contra el Real Madrid es un partido que no quiero perderme", insistió. Cuanto mayor es la dificultad, mayor resulta también el atractivo para un jugador que ha ido creciendo hasta experimentar una interesante mutación en los últimos tiempos. En una temporada especialmente complicada por los inconvenientes que han ido surgiendo en forma de lesiones y los problemas de confianza que ha padecido Dusko Ivanovic con la mayor parte de los pívots que han ido desfilando por su vestuario, al bosnio le ha tocado asumir el reto de multiplicarse. Se le ha exigido más, él mismo lo ha hecho, y ha respondido.

Teletovic ha demostrado con sus declaraciones desde que arrancó el curso, e incluso durante el pasado ejercicio, tras la marcha de Tiago Splitter, que por su cabeza pasa la idea de que debe asumir mayores responsabilidades en el equipo azulgrana. Y no sólo desde el punto de vista anotador, sino también en aspectos relativos al liderazgo y el compromiso. Y en esta línea puede enmarcarse el esfuerzo que pretende hacer para poder llegar a tiempo a una cita como la del domingo, un simple partido de la fase regular de la ACB pero también una oportunidad para la redención tras el desastre del pasado sábado.

Ribas, más justo Si Teletovic, con esa experiencia bélica a la que sobrevivió, tiene muy claro que se vestirá de corto el próximo domingo en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, no puede decirse lo mismo de Pau Ribas. El escolta catalán también está haciendo lo indecible por recuperarse a tiempo, si bien sigue arrastrando dolores y molestias tras el esguince de muñeca que le ha hecho perderse las tres últimas citas.

Ribas ha podido entrenar con el resto de sus compañeros a lo largo de la semana, pero tras sufrir una lesión que afecta a una articulación tan relevante para un profesional del baloncesto, es probable que requiera de más tiempo para poder reponerse por completo. En cualquier caso, al igual que sucede con Teletovic, hay que tener en cuenta el carácter tan especial de la cita, ante uno de los principales rivales deportivos del equipo azulgrana, que puede tirar por tierra cualquier pronóstico lógico. Y más cuando se trata de dos soldados con el espíritu rocoso del catalán y el bosnio.