Vitoria. No existe hoy por hoy un remedio más efectivo para los pívots deprimidos o carentes de confianza que confrontarlos con la actual versión del Caja Laboral. Se ha convertido en un hábito, agudizado en las últimas fechas, que los interiores de los rivales que se miden al conjunto vitoriano salgan reforzados de la cancha. El cuadro baskonista les tiende una alfombra roja para su lucimiento personal. Un equipo tan limitado en la pintura, más aún por la obsesión de su entrenador por distribuir los minutos entre tres jugadores que distan mucho de lo que se considera un cinco puro, está pagando un peaje demasiado elevado por el evidente desequilibrio de su actual plantilla. La inminente reincorporación de Maciej Lampe, unida al más que probable fichaje de un interior para suplir la esperada marcha de Vladimir Golubovic, debería servir como punto de partida para solventar un problema que en las últimas semanas ya ha adquirido el grado de crónico.
Este descompensado y aún desconcertante Caja Laboral hace aguas bajo los tableros. Es una constante que viene reflejándose desde que arrancó el ejercicio, pero que ha adquirido tintes dramáticos tras la marcha de Kevin Seraphin y la desaparición de Joey Dorsey. El trío compuesto por los dos Bjelica y Mirza Teletovic -con colaboraciones puntuales de Golubovic- hace lo que está en su mano, aunque a la vista queda que no resulta suficiente. El pasado sábado fue Josh Asselin quien destrozó al cuadro vitoriano bajo los aros. Pero en la retina quedan las actuaciones recientes, por ejemplo, de Latavious Williams o Saer Sené.
Para cualquier pívot medianamente sólido -e incluso para los que no lo son tanto- medirse en estos momentos al cuadro azulgrana representa un reto muy atractivo. En algunos casos abre incluso la puerta a una nominación como MVP de la jornada de la ACB, como ha sucedido esta misma semana en el caso de Asselin, que compartió galardón con el también pívot del Cajasol sevillano Paul Davis. El jugador de origen dominicano acabó por retratar las vergüenzas interiores del Baskonia y se convirtió en un argumento fundamental para comprender la victoria del Assignia en el Iradier Arena.
Asselin finalizó el duelo con una valoración de 34, tras anotar 28 puntos, capturar 6 rebotes y añadir a todo esto tres tapones y una asistencia. Sin embargo, más allá de los números, lo que dejó fue la sensación de que el pívot titular de un rival a priori modesto como el manresano estaba en condiciones de darse un festín ante los pares que, sin éxito alguno, turnó Ivanovic en su defensa. La debilidad bajo los aros se ha terminado por convertir en un mal endémico. Y aunque viene de lejos, la orfandad en la que ha quedado el equipo tras la salida de Seraphin y Dorsey ha ofrecido un punto débil muy claro a los técnicos rivales. No siempre resulta suficiente para superar al conjunto baskonista, que cuenta con jugadores de enorme calidad en otras posiciones, pero a menudo basta para equilibrar los duelos.
actuaciones estelares Antes que Asselin hubo otros que disfrutaron de estas facilidades. Latavious Williams, un jugador que no acaba de satisfacer las exigencias de los rectores del Fiatc Joventut, firmó su segunda mejor actuación de la temporada (23 de valoración) ante unos interiores baskonistas que le permitieron batir su mejor marca reboteadora en la ACB. El poste estadounidense capturó una docena, ocho de ellos ofensivos, y redondeó su tarde con 15 puntos. Una semana antes el afortunado fue Saer Sené, del Fuenlabrada. En un partido que se antojaba sencillo para los pupilos de Dusko Ivanovic frente a un equipo que llegaba tocado tras caer en sus tres citas previas como consecuencia de la marcha de Gustavo Ayón a la NBA, el senegalés dio un recital y puso en más aprietos de los inicialmente previstos al conjunto alavés. Acabó con una valoración de 31, tras anotar 18 puntos, capturar 13 rebotes (siete en ataque) y aportar intimidación con tres tapones, alguno espectacular.
La debilidad interior del cuadro azulgrana resulta evidente a la vista de estos tres últimos partidos. El Caja Laboral, pese a todo, salió airoso de dos de ellos, aunque los problemas en la zona acaban convirtiéndose en un enorme lastre para resolver partidos que en anteriores ejercicios habrían ofrecido menos quebraderos de cabeza. El problema se presenta cuando los rivales, al margen de interiores más dominantes, se presentan con plantillas más compensadas. Es ahí donde, con las fuerzas más equilibradas, esta descompensación puede resultar letal. Y así quedó claro durante la Euroliga, que por primera vez estrenó ayer el Top 16 sin la presencia de un Baskonia que había sido un fijo desde su creación.
Pívots como Akingbala (Nancy), Shermadini (Cantú), Papadopoulos (Olympiacos), D'or Fischer (Gescrap), Savas (Fenerbahce) o incluso un veterano curtido en mil batallas como Marconato pusieron su granito de arena para propiciar la eliminación europea del equipo azulgrana. Si el equipo de Ivanovic pretende remontar el vuelo y enderezar el rumbo, deberá empezar por retirar esa alfombra roja que luce en su pintura.