Vitoria. Pese a haber rayado al nivel esperado para su debut, Matt Walsh abandonó ayer el ya expabellón baskonista Iradier Arena con gesto contrariado. La razón se encontraba en el recién estrenado balance de victorias como baskonista que arranca para el jugador de Pensilvania con saldo negativo.

Sin embargo, nada puede atribuírsele al recien llegado en lo que a esta triste depedida de la plaza de toros se refiere. Walsh entró al coso, reconvertido para usos más atléticos, al arrancar el segundo cuarto. El nuevo fichaje no tardó en encandilar a la grada mediante una asistencia que provocó un mate -cosas más raras se han visto- de Nemanja Bjelica.

Walsh se movía por la pista con la discrección adecuada para un debutante en un plantel del calibre -a priori- del cuadro azulgrana. Erró su primera tentativa de cara al aro rival, aunque, como jugador de perímetro que es, no cejaría en su empeño retomando la suerte del 6,75, esta vez con acierto. Puntería que obligaba a Ponsarnau a parar el partido mediante un tiempo muerto debido al parcial de 7-0 que cerraba el nortemaericano.

Otra canasta, en esta ocasión de dos puntos, saldaba el cuadro anotador del debutante quien, tras una pérdida, tomaría el camino del banquillo. En siete minutos y medio, Walsh recolectaba cinco puntos (uno de uno en tiros de dos y uno de dos en tiros de tres), una asistencia y sumaba dos pérdidas que inferían tres puntos de valoración.

Tras cuatro minutos, en el periodo tercero, prácticamente en blanco, el norteamericano se despedía del partido en un amargo debut.