Vitoria. Muy parecido a como era antes, pero muchísimo más grande. Si en el aspecto exterior el Buesa Arena ha variado notablemente sus formas, en su interior la morada del Baskonia guarda muchas similitudes con su anterior aspecto. No se encontrará el aficionado del Caja Laboral con nada desconocido cuando el próximo 5 de febrero vuelva a franquear las puertas de lo que un día fue plaza del ganado y hoy está en camino de ser uno de los recintos deportivos más espectaculares del Viejo Continente. Para esa fecha los últimos retoques de la primera fase de la remodelación ya estarán finiquitados. Toda la zona antigua del pabellón estará para entonces perfectamente habilitada y a esos tres anillos se unirá el estreno de dos sectores del cuarto nivel, la nueva altura que ha ganado el Buesa Arena. En total, y hasta que se complete la reforma a lo largo de los próximos meses, 9.400 asientos disponibles para trasladar al baskonismo desde el Iradier Arena hasta un hogar que en verano alcanzará sus 15.290 asientos definitivos.
La parte más importante de la obra, la desarrollada a lo largo de los últimos nueve meses, ya se encuentra completada. El Buesa Arena ha recuperado casi por completo la capacidad anterior a la reforma (entonces era de 9.723 asientos) y con los trabajos que se realizarán a partir de ahora se superará esa cota de los 15.000 asientos. Eso sí, lo más complicado ya está hecho. El traslado de la vieja cúpula, la colocación de la nueva cubierta, la elevación del nuevo nivel, el acondicionamiento de los accesos... Todo ese camino ya se ha andado y lo que queda por delante ya no será tan complicado.
Una de las principales dudas que podía albergar el aficionado, la de la visibilidad de la cancha completa desde todos los puntos de la grada, queda resuelta con el simple ejercicio de subir unos cuantos escalones, que es quizás lo peor que tiene el recinto. Una vez superados esos incontables y empinados tramos de escaleras, casi tocando el techo del pabellón, se puede comprobar que la pista se ve perfectamente y que no existen puntos muertos a causa de los ángulos de visión que quedan tapados por las torres de acceso a las gradas que ahora quedan integradas en el edificio. Incluso desde los asientos más alejados de la cancha se ve la misma a la perfección, sin duda lo más importante en este tipo de recintos.
A falta de ver la casa completamente limpia, también se puede apreciar que el reformado Buesa Arena ha ganado en lujos. El más llamativo, sin lugar a dudas, es el enorme videomarcador (ocho pantallas de 24 metros cuadrados) que preside la cancha. Estadísticas y seguimiento del partido en directo para los más exigentes el que ofrece este aparato electrónico de última generación que hará las delicias de los más sibaritas y que servirá también al Baskonia de inmejorable escaparate publicitario para ofrecer a sus anunciantes.
Los habitantes de las zonas nobles del pabellón, principalmente el primer anillo, comprobarán con satisfacción el cambio de butaca que les tocará disfrutar. Más cerca de la cancha y también más cómodos al contar con unos asientos acolchados que les harán olvidar con prontitud los antiguos. Eso para los que no tengan la gran suerte de estrenar alguno de los nuevos palcos de empresa, hasta 34, que también suponen una novedad.
A todo ello hay que añadir el normal funcionamiento de bares y servicios, completamente operativos desde la reapertura, así como una reforma de la parte baja del pabellón, con nuevos vestuarios y despachos. El mismo de antes, pero mucho más grande y lujoso.