Vitoria. Pocos clubes como el Fuenlabrada saben exprimir mejor sus limitadísimos recursos. En una ACB que no nada precisamente hoy en día en la abundancia, con varios asociados intervenidos judicialmente y otros, como el que esta noche visita el Iradier Arena, huérfano de un patrocinador que le dote de una mínima estabilidad económica, el conjunto ubicado en el sur de Madrid constituye el mejor ejemplo de la modestia bien llevada. Es imposible hacer más, comprar tan barato, vender a semejante precio y firmar una trayectoria tan regular con tan pocos medios al alcance. La política patentada en su día por el Baskonia para hacerse de oro, es decir reclutar con un alto componente de riesgo a jóvenes desconocidos o, en su defecto, deshechos de otros lugares para luego lucirlos en el escaparate y afilar los colmillos de los más adinerados, tiene ahora un digno sucesor en esta máquina insaciable de recaudar ingentes sumas de dinero. Esa riada de traspasos astronómicos ha servido para cuadrar sus maltrechas cuentas, pagar religiosamente a jugadores y técnicos y seguir subsistiendo.

Salvo el mago Josean Querejeta en los años más dorados de una histórica generación de baloncestistas (Calderón, Scola, Macijauskas, Nocioni, Splitter...), nadie ha sabido incentivar la voracidad de los transatlánticos como esta modesta entidad madrileña sin perjuicio de menoscabar una envidiable capacidad competitiva que le mantiene año tras año en la ACB. Con todo, la secretaría técnica encabezada por un viejo conocido del Buesa Arena como Ferrán López debe efectuar encaje de bolillos para sobrevivir. Casimiro, Maldonado y ahora Fisac, los técnicos que le han guiado por el buen camino, han asumido resignados la imperiosa necesidad de ver desmanteladas sus plantillas cuando ha aparecido una oferta irrechazable por alguno de sus estiletes.

Con menos de tres décadas de existencia, el club fuenlabreño -a la sombra en la capital de dos de los equipos con más peso histórico de la ACB como Estudiantes y Real Madrid-, ha tenido en el Unicaja a una de sus principales sucursales. Le traspasó en verano de 2003 a Walter Herrmann por 400.000 euros. El doble ingresaría por otro exterior, Saúl Blanco, en el mercado estival de 2009. El argentino rindió a gran nivel en tierras costasoleñas, no así el asturiano, por el que el hoy rival del Caja Laboral está ultimando a estas horas su regreso.

de oleson a ayón Dos integrantes con presente y pasado baskonista también forman parte del rosario de exitosas negociaciones del Fuenlabrada a la hora de engordar sus arcas. Por Brad Oleson, reclutado del Beirasar Rosalía de la LEB-2 cuando nadie había descubierto sus virtudes, ingresó la friolera de 1,5 millones de euros procedentes del Real Madrid, donde nunca llegó a debutar por expreso deseo de Ettore Messina. Esteban Batista, que pasó con más pena que gloria por el Buesa Arena antes de recalar este verano en el Anadolu Efes, también ha representado una notable fuente de financiación. El propio poste uruguayo fue el encargado de negociar su desvinculación próxima al medio millón con el montante económico que pactó con Josean Querejeta para su estancia en la capital alavesa.

Esta pequeña localidad del sur de Madrid también se ha dejado sentir recientemente en el mapa baloncestístico estadounidense con dos nuevas operaciones. Los traspasos de los derechos de Bismack Biyombo a Charlotte Bobcats y de Gustavo Ayón a New Orleans Hornets han generado unos ingresos de 2,2 millones de euros, casi dos terceras partes del presupuesto previsto para esta temporada -3,6 millones- que deberán ser reinvertidos en nuevos fichajes que permitan al equipo de Fisac asegurarse la permanencia. El fornido poste congoleño, escogido en el número 7 del pasado draft, ha debido pasar finalmente por caja tras su sonada espantada del pasado curso que desembocó en un agrio litigio en los tribunales. La imparable progresón del estilista mexicano también ha acelerado su marcha.