VIENDO el partido contra el Estudiantes me vinieron al recuerdo imágenes de hace más de 10 años cuando fue capaz de ganar una Copa del Rey en Vitoria. A nosotros nos eliminó en cuartos cuando por aquel entonces Julio Lamas comandaba la nave baskonista. En aquel equipo, dirigido por el actual entrenador, contaba con jugadores de la casa como los hermanos Reyes, Aisa, Azofra, Carlos Jiménez con 11 años menos, el gordito Vandiver que como diría el difunto Montes "tenía la sonrisa del jugón", Iñaki de Miguel... Fueron unos años de gran esplendor para los estudiantiles demostrando que eran una de las mejores canteras del Estado. Una filosofía de trabajo clara. Después de finalizar el duelo del domingo, me di cuenta que todo aquello que existía en el año 2000 se había terminado.
Este equipo ya no tiene nada que ver con aquel. Ni la Demencia es lo que era. El Caja Laboral, con bastantes menos posesiones, tuvo un mayor acierto anotador. Por ello se vuelve a demostrar que lo importante no es tener un mayor número de posesiones sino el porcentaje de acierto de cada una de ellas. Y en esta ocasión los baskonistas fueron mejores. Con el añadido que Teletovic por primera vez en la temporada se quedó por debajo de los diez puntos. Eso demuestra que el Baskonia también puede ganar sin contar con el bosnio, aunque es mejor no tentar a la suerte.
El Estudiantes volvió a dar la razón a las estadísticas, donde es el peor ataque de la Liga. Sus porcentajes fueron bajísimos. Y si eso no fuera poco, cuenta con una de las defensas más flojas del campeonato. Pepu Hernández juega como hace años, con cinco jugadores por encima de los 30 minutos y el resto repartiéndose los minutos que sobran. El domingo, dos jugadores importantes para ellos como son Flores y Wright no estuvieron a la altura del partido. El gran físico de los hombres de Dusko influyó en su bajo rendimiento. Y un jugador como Germán Gabriel, que es muy bueno técnicamente y muy malo físicamente, hoy en día no te puede ganar un partido de esta exigencia.
El Baskonia jugó a un ritmo de juego lento, trasladándose despacio de la zona defensiva a la ofensiva, moviendo la pelota lenta en posicional y apoyándose en un gran acierto desde el exterior. Pero contra el Estudiantes fue suficiente para llevarse la victoria. Cuando el cuadro local se colocó en el segundo cuarto en una defensa mixta, al Baskonia le costó leer la manera de romperla y al final se apoyó en el acierto de Oleson y compañía. El fichaje de Dragic puede que sea la solución a la mejora en el juego baskonista. Si el equipo quiere crecer, no puede seguir dependiendo de los San Emeterio y Teletovic. El resto debe dar un paso al frente. Con el esloveno llega la verticalidad. Es un jugador diferente que posee una gran capacidad de lectura, un buen tiro exterior, penetra bien y además es zurdo. Por mucho que Heurtel haya estado acertado en Madrid, la llegada de Dragic le va a sentar en el banquillo. Con Goran no va a suceder como en los casos de Williams o Dorsey, que no conocían la Liga y les está costando adaptarse a las exigencias del entrenador. Dragic es un jugador del gusto de Dusko y a poco que esté en forma va a disponer de muchos minutos. Con él, la rotación de hombres que aporten se ampliará y hará mejores a sus compañeros. Prigioni lo agradecerá.