Vitoria. Ambos están gobernando la ACB con puño de hierro durante la última década y se reparten los títulos domésticos con una facilidad pasmosa ante la nula pujanza de otros favoritos que permanecen a la sombra. Prueba de ello es que por décimo octava temporada consecutiva, uno o, en su defecto, ambos siempre están presentes en la final. El Caja Laboral y el Barcelona protagonizarán a partir del viernes el sexto enfrentamiento consecutivo dentro de los play off por el título. La reedición de las tres últimas finales ligueras se produce esta vez con una pequeña antelación en la ronda de semifinales, pero ello no desvirtuará ni un ápice un pulso titánico entre dos conjuntos voraces que tienen muchas cuentan pendientes.
Si los de Xavi Pascual conservan todavía fresco en la memoria el recuerdo de la última fatídica final para sus intereses cuyo desenlace dejó atónito a los entendidos de este juego, los alaveses quieren vengar las recientes afrentas culés en la Copa del Rey y el choque de vuelta de la fase regular en los que salió escaldado víctima de su desventaja numérica. La vulnerabilidad destapada por el ogro catalán tras su dolorosa eliminación continental ante el Panathinaikos y las buenas prestaciones del equipo de Ivanovic en la serie de cuartos ante el Gran Canaria permiten atisbar un mínimo halo de luz, aunque a nadie se le escapa que el camino hacia la cuarta ACB de la historia continúa repleto de piedras.
De momento, el balance de los cinco últimos enfrentamientos es ligeramente favorable al Baskonia, que solventó tres eliminatorias a su favor por sólo dos derrotas. En esta ocasión, deberá dar un paso al frente para sorprender al plantel más equilibrado del Viejo Continente y apelar al mágico espíritu de la pasada temporada que le permitió edificar una de las mayores gestas de su historia. Únicamente bajo esas premisas podrá hacer realidad el billete para su cuarta final liguera consecutiva.
Alegrías y decepciones Esta imparable secuencia de enfrentamientos se inició en la campaña 2005-06, curiosamente también en semifinales. El antiguo TAU Cerámica, entonces bajo la dirección técnica de Velimir Perasovic, pasó por encima de su rival con aires altaneros (3-0). Un severo correctivo que, sin embargo, después carecería de continuidad en la final ante el Unicaja, que frustró el asalto al título de los Scola, Splitter Ukic, Erdogan, Hansen, Jacobsen y compañía, sometidos por el descollante papel de Jorge Garbajosa.
Un ejercicio más tarde, el Barcelona se tomaría cumplida revancha en la misma ronda. Fue una eliminatoria taquicárdica y repleta de alternativas que se resolvió a favor de los culés (2-3) en el partido de desempate celebrado en el Buesa Arena. En su segunda temporada en la Ciudad Condal, y cuando sus desavenencias con Zoran Savic y la falta de feeling con la grada del Palau ya empezaban a jugarle una mala pasada, Dusko Ivanovic -recibido en loor de multitudes cada vez que regresaba a Vitoria- no tuvo piedad de su exequipo. El Baskonia cayó sin paliativos (79-95) en el duelo que debía conducirle a la final, lo que aceleró la marcha de Bozidar Maljkovic del banquillo.
En el curso 2007-08, ambos bloques disputaron la primera de las tres finales consecutivas. El cuadro alavés había sido noticia aquellos meses más por la falta de profesionalidad de varios de sus jugadores -salida nocturna a Bilbao con positivo de Jasaitis incluido en Miraflores, las despiadadas críticas de McDonald contra Spahija por sus pocos minutos de juego, el accidente de coche de Singleton en una rotonda cercana al Buesa Arena...- que por su pujanza sobre la pista, pero contra todo pronóstico superó en una apoteósica final a su rival por un rotundo 0-3. Dos victorias iniciales en el Palau allanaron el camino hacia la segunda ACB, concretada en el Buesa Arena de manera apabullante (76-61).
En la temporada 2008-09, un verdugo procedente de Italia tiñó de sombras el asalto a una nueva corona en el duelo inaugural de la final. Con una frialdad pasmosa, Gianluca Basile asestó una puñalada letal al baskonismo con un triple desde ocho metros (80-82) que permitió al Barcelona recuperar la ventaja de campo. Pese al triunfo en la segunda entrega, el rodillo culé aprovechó el agotador desgaste de la plantilla vitoriana para sumar dos plácidos triunfos en tierras catalanas y dejar la final vista para entencia por un marcador global de 1-3.
El Caja Laboral, por último, acreditó el pasado ejercicio su etiqueta de forjador de imposibles al conquistar su tercera ACB por un inapelable 0-3. Cuando nadie apostaba un mísero euro por su figura ante un muro de hormigón que venía de conquistar la Euroliga y caminaba raudo hacia el triplete, la tropa encabezada por un omnipresente Splitter destrozó los pronósticos y sumió al baskonismo en una nube. De ahí que ningún estamento del Barcelona se sienta ahora vencedor antes de tiempo a pocas jornadas de que vea la luz un nuevo enfrentamiento. De las nueve veces que ambos se han medido en el play off, los vitorianos han ganado cinco eliminatorias.