Vitoria. El cartel del Fernando Buesa Arena para mañana desprende un inconfundible aroma a partido de cinco estrellas. El Baskonia buscará asaltar la tercera plaza liguera ante un rival directo como el Power Valencia reflotado por el efecto Pesic. Desde que se viera obligado a mediados de noviembre a contener su imparable desplome hacia el vacío con el cambio de inquilino en su banquillo, el inminente rival azulgrana irradia una solidez desconocida. Y, básicamente, todo por obra y gracia de la savia fresca aportada por un entrenador que se encontraba en el paro a la espera de ofertas seductoras.

La entidad valenciana llamó a su puerta cuando se desangraba sin remisión de la mano de un Manuel Hussein incapaz de domar un vestuario repleto de egos y de imponer mano dura a unos jugadores demasiado acomodados cuyo rendimiento era paupérrimo. Svetislav Pesic, que por entonces llevaba un año y medio alejado de los ruedos, vio una rendija ideal para reengancharse a los banquillos de alto nivel. Por petición expresa del preparador serbio nacionalizado alemán, el vínculo entre ambas partes incluyó un acuerdo únicamente hasta el final de esta temporada.

Varios meses después, el romance marcha viento en popa. Mientras el club taronja, inmerso en una prolongada travesía por el desierto, ha recuperado su aura de equipo ganador, Pesic ha disparado su cotización y ya se le vincula con algún transatlántico. Si el Power Electronics Valencia marcha en la actualidad tercero de la Liga ACB, estuvo a punto de colarse en la final copera y acaba de romper todos los pronósticos al clasificarse entre los ocho mejores del Viejo Continente ha sido, en parte, gracias a la espartana disciplina de trabajo impuesta por este veterano preparador de 62 años que atesora un palmarés envidiable.

Su llegada ejerció desde el primer instante un efecto estimulante en un plantel aletargado que era penúltimo con un pésimo balance de una victoria y seis derrotas. Como perfecto exponente de la prolífica escuela balcánica, le acompaña la vitola de sargento de hierro. Cuentan los mentideros valencianos que La Fonteta se ha convertido en una especie de centrifugadora debido a las maratonianas jornadas de hasta ocho y nueve horas establecidas por Pesic, del que se ensalza su habilidad motivadora, su capacidad de persuasión y su marcada vocación defensiva. Incluso las sesiones de vídeo para analizar hasta el último detalle del rival de turno del Power Valencia se alargan por espacio de dos horas.

Si la capital levantina era famosa en los últimos tiempos por ser un pequeño paraíso para jugadores ya entrados en años, el aterrizaje de Pesic ha alterado de manera notable esa percepción. La excelente trayectoria del antiguo Pamesa, golpeado recientemente por la grave lesión de Víctor Claver, no es fruto de la casualidad sino de, por fin, un trabajo bien hecho desde los despachos a la hora de conformar una notable plantilla y, sobre todo, el buen hacer de un entrenador al que ya se pretende ofrecer una renovación de contrato para las próximas temporadas.

el caramelo de la euroliga Visto lo visto, el adinerado Juan Roig -dueño del imperio Mercadona que sufraga dos terceras partes del presupuesto taronja, cifrado en alrededor de 9,5 millones de euros- deberá rascarse el bolsillo de lo lindo para satisfacer su propósito. El pasado domingo, nada más consumarse una nueva victoria ante el Valladolid, Pesic dejó claras sus intenciones. "Tengo ilusión y quiero seguir aquí con mi trabajo porque hay un buen equipo y la gente con responsabilidad en el club está contenta con los resultados y la actitud", recalcó el hombre que condujo al Barcelona hacia un histórico triplete en el curso 2002-03.

Según los medios locales, la llave de su continuidad estriba en la consecución por parte del Valencia de una plaza para la Euroliga. Dado que el club está excluido del sistema de licencias fijas, reservadas para Barcelona, Real Madrid, Baskonia y Unicaja, las posibilidades de que el equipo taronja dispute la próxima edición continental se reducen a la mínima expresión, En concreto, necesitará proclamarse campeón liguero o, en su defecto, recibir una wild card de Jordi Bertomeu atendiendo a otros parámetros. "Si quiere un club en una gran ciudad y con ambición, ése es el Valencia Basket. Estoy seguro de que recibiremos una invitación", subrayó hace días esperanzado un Pesic al que, probablemente, no le faltarán otras novias.