vitoria. La plaza de toros de la capital alavesa se convertirá durante los próximos días -si no lo ha hecho ya- en un nuevo escenario de enfrentamiento político entre el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación foral de Álava, con el Baskonia como tercer implicado directo. La posibilidad de que el conjunto vitoriano tuviera que jugar varios meses fuera del Buesa Arena mientras dure su reforma, adelantada el pasado verano por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, y la obligatoriedad de encontrar un hogar alternativo quedó refrendada ayer de forma definitiva después de que el consejo de diputados aprobara la adjudicación de las obras a la Union Temporal de Empresas formada por Lagunketa, Zikotz y Giroa. La próxima temporada, el Caja Laboral deberá disputar un mínimo de tres o cuatro meses lejos del pabellón de Zurbano, desde octubre del presente año hasta enero de 2012, siempre que no se produzcan retrasos. Una opción factible teniendo en cuenta los ajustadísimos plazos -quince meses de obra- previstos en el proyecto definitivo.
Además de corroborar los datos y las fechas de principio y fin de obra publicados ayer por este periódico -comenzará el 7 de marzo y finalizará en junio de 2012- Claudio Rodríguez respondió por fin a las primeras incógnitas sobre el futuro feudo transitorio de la escuadra azulgrana. Ésas que sobrevolaban desde el pasado verano pero para las que, por el momento, nadie parece dispuesto a buscar respuesta. Conocido el periodo de tiempo mínimo que el Baskonia se verá obligado a jugar fuera, y sabida la intención de la entidad azulgrana de trasladarse a la plaza de toros como primera alternativa, resta por conocer, en primer lugar, si el coso taurino del centro de Vitoria estará en condiciones de acoger en su seno los partidos del equipo previa adaptación del recinto. En segundo término, queda desvelar quién acometerá el pago de dicha adecuación, cuyo presupuesto y proyecto son, a día de hoy, indefinidos.
"Nosotros no nos vamos a posicionar sobre el lugar en el que tiene que jugar el Baskonia durante esos meses. Si el Ayuntamiento y el club barajan la plaza de toros como alternativa para que juegue el equipo, y si el recinto reúne las condiciones exigidas por la ACB, la Diputación no pondrá obstáculos", explicó Claudio Rodríguez. Precisamente, la segunda parte de su frase esconde el que podría convertirse en uno de los grandes problemas para que el conjunto vitoriano pase allí su exilio. El coso, propiedad del Consistorio, deberá sufrir un exhaustivo lavado de cara -calefacción, iluminación, vestuarios...- y, además, no podrá albergar a la totalidad de los socios con los que cuenta el Baskonia -unos 9.000- al disponer de un aforo de cerca de 7.800 espectadores, ampliables en unos doscientos más.
"colgarse medallas" Sin embargo, el principal punto de desencuentro actual entre Ayuntamiento y Diputación -resta por conocer la opinión del Gobierno Vasco, encargado de sufragar la mitad del presupuesto de reforma del Buesa Arena- pasa por conocer como se sufragaría la adecuación de la plaza de toros. Como suele ocurrir, una parte quiere que la otra se haga parte de la mayor cantidad de dinero posible, y viceversa.
"Evidentemente tendremos que ser las instituciones las encargadas de financiarlo. Y digo tendremos, en plural. Pero lo primero que hay que hacer es hablarlo, y no salir en los medios de comunicación y después llamar a la Diputación. Luego, si queremos colgarnos medallas y hacer nuestra campaña, salimos a comentarlo en los medios", criticó el teniente de diputado general en referencia a las palabras del alcalde, Patxi Lazcoz, que el pasado viernes dijo que continuaba esperando una llamada de la Diputación y el Baskonia para empezar a trabajar en el posible traslado del equipo al coso vitoriano.
Así las cosas, es el club -que ayer prefirió no hacer ninguna declaración al respecto- el encargado de mover ficha. Hasta ahora, Josean Querejeta siempre ha mostrado su intención de que sea la plaza el feudo temporal del equipo durante la diáspora, por lo que habrá que comprobar si, tras el pertinente estudio, ésta puede acoger al Caja Laboral -y a cambio de qué cuantía- durante un mínimo de tres o cuatro meses.