Vitoria. Como el Baskonia en general, Fernando San Emeterio había entrado en un bache de juego durante los últimos tiempos antes del balsámico choque ante el Unicaja. El alero cántabro, sometido día tras día a un brutal desgaste y a una desmedida ración de minutos, había iniciado un declive físico tras un verano cargado de acontecimientos como su boda o la testimonial disputa del Mundial con España. Sin embargo, el internacional azulgrana resurgió a lo grande ante los malagueños con una actuación inconmensurable que le ha coronado como merecido MVP de la jornada.
Con la friolera de 38 puntos, la mejor valoración de un jugador en la ACB en esta campaña superando a Paolo Quinteros, que consiguió 37 en la decimosexta jornada, San Emeterio contribuyó de manera decisiva al éxito con un colosal despliegue en todas las facetas. Anotó con asiduidad gracias al filón de la penetraciones, reboteó como si fuera una espigada torre y se aplicó en tareas defensivas con la entrega que le caracteriza. Todo ello conformó un cóctel explosivo que, unido a la postrera canasta de Huertas, permitió al Caja Laboral reencontrarse con la victoria a nivel doméstico.
San Emeterio está dando continuidad en el actual ejercicio a su portentoso papel de la pasada temporada, en la que se convirtió en el ídolo del baskonismo con su prodigiosa acción en el tercer choque de la final ante el Barcelona. Los números atestiguan la importancia de un exterior por el que Josean Querejeta deberá rascarse el bolsillo para disuadirle de los cantos de sirena de otros clubes.
Tras la marcha de Robert Kurz, el santanderino es el jugador de la ACB que más minutos (31,30) actúa de media por delante de Teletovic. No sólo eso. Se mantiene como el más valorado de la competición (18,1 puntos), también figura en el Top 10 de los anotadores (12,8), ocupa un lugar privilegiado entre los mejores pasadores (3,22 asistencias) y recuperadores (1,33 robos), se ha encaramado a la sexta posición de los reboteadores defensivos pese a su corta talla (4,44) y es el noveno que más faltas recibe con 3,72. Números espectaculares para un alero que, casualidades del destino, permaneció contra todo pronóstico en la capital alavesa cuando su marcha al Cajasol parecía cantada y ahora es el principal emblema azulgrana tras la marcha de Splitter.