son muchos los años en los que la afición del Baskonia -ahora Caja Laboral y antes TAU- ha disfrutado con el equipo, no solamente por los títulos logrados, por su talento o las hazañas conseguidas. También ha disfrutado contemplando unos principios básicos que caracterizan e identifican al equipo, como son la solidaridad, el esfuerzo a favor del conjunto, la entrega, la lucha, el compañerismo, la confianza en el grupo, grandes dosis de autoestima... Por eso, mucha gente que va al Buesa Arena admira y respeta a sus ídolos y no se pierde un partido, más por la actitud que muestran en cada acción que por su talento, que suele ser mucho. A medida que pasan los años, los jugadores van cambiando, unos vienen y otros se van, pero la base identitaria del club se ha mantenido y eso nunca debe desaparecer. En el deporte profesional la victoria es muy importante, pero también lo es estar totalmente comprometido con lo que uno hace. La derrota es parte del juego y hay que aceptarlo como tal. Es evidente y notorio que el equipo está pasando un momento delicado y está demostrando una falta de identidad. Las caras de los jugadores transmiten tristeza, no se divierten en la cancha, se les ve tensionados y sobre todo con falta de confianza en sus posibilidades. Sin necesidad de ver las estadísticas, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que este Baskonia es el peor equipo defensivo de los últimos diez años. Deberían coger como botón de muestra el equipo del año pasado, que sin tener jugadores talentosos en defensa, al final lograron conjuntarse y ser todos uno. Durante la temporada era obvio que el Caja Laboral necesitaba de un jugador poderoso para ayudar tanto en el rebote como en la defensa, y además que su fuerte fuera jugar de espaldas a canasta. Eso ahora ya lo tenemos. Entonces, ¿por qué el equipo se muestra tan irregular?, ¿por qué hay jugadores que deambulan por la cancha? El equipo necesita que se le proporcione un nuevo rumbo. Estamos a mitad de temporada y el Baskonia prácticamente ha jugado contra todos los rivales a los que se medirá de aquí a final de temporada. Por tanto, ya sabe qué necesidades o qué ventajas tendrá con respecto a sus adversarios directos para intentar lograr los objetivos planteados. Cada jugador debe tener claro qué es lo que se quiere de él, cuál va a ser su rol dentro del equipo y cuáles van a ser sus funciones. También son momentos en los que el propio jugador tiene que pedir ayuda al cuerpo técnico (trabajo físico para una determinada parte del cuerpo, técnico, sesiones de tiro adicionales, visionados de video con errores más comunes...) para poder salir de esta irregularidad que viene determinada principalmente por una carencia defensiva pocas veces vista en el Buesa Arena. El querer ganar siempre desde la línea de tres puntos no siempre se consigue. Además, de esa manera ganarás batallas pero no la guerra. Y este club ha nacido para ser competitivo y la competitividad se gana desde la base del esfuerzo, la entrega y una defensa consistente. A partir de ahí, el talento de estos jugadores para la ofensiva hará el resto.