Vitoria. A Marcus Haislip le ha mirado definitivamente un tuerto. La maldición que le persigue desde que el pasado verano aterrizara a bombo y platillo en el Buesa Arena como uno de los fichajes más rutilantes del Caja Laboral se mantiene inalterable alrededor de su figura. El ala-pívot estadounidense permanecerá entre tres y cuatro semanas de baja como consecuencia del enésimo percance físico que ha sufrido desde que está a las órdenes de Dusko Ivanovic.
Una nueva rotura fibrilar, esta vez en el bíceps femoral de la pierna derecha, vuelve a apartarle de las canchas en un periodo fundamental del actual ejercicio en el que, a duras penas, intentaba hallar un mínimo punto de forma que le permitiese rememorar su mejor época del Unicaja. Tras someterse ayer a una resonancia como consecuencia de unas molestias sufridas en un entrenamiento, se confirmó la gravedad de una lesión que deja a Teletovic, Barac, Sow, Musli -cuya cesión puede ralentizarse-, más la puntual ayuda de Bjelica, como únicas referencias interiores del equipo vitoriano.
El de Lewisburg se perderá, en principio, un mínimo de seis partidos, cinco de Liga ACB (Manresa, Estudiantes, Lagun Aro, Joventut y Valladolid), más el cierre de la primera fase de la Euroliga ante el Partizan previsto para mañana. En breve, iniciará el procedimiento habitual para dejar atrás este tipo de lesiones consistente en inyecciones de plasma rico en factores de crecimiento, aunque la magnitud de la rotura obliga nuevamente a adoptar la cautela y no correr ningún riesgo con su reaparición.
Como si el brujo más malvado se hubiera cebado permanentemente con él, es el quinto percance que Haislip padece en el presente ejercicio. Su calvario arrancó en vísperas de la gira estadounidense al sufrir una rotura en el sóleo de la pierna izquierda que le mantuvo cinco semanas en el dique seco. Ante el CAI Zaragoza, le sobrevino un esguince de tobillo que volvió a dejarle fuera de la circulación durante otro par de semanas. Frente al Prokom, un codazo fortuito de Varda se tradujo en varios puntos de sutura en la zona interna de la boca. Una semana más tarde, otro golpe involuntario ante el Khimki reabrió la herida y fue conducido urgentemente al hospital. Lejos de amainar este temporal de mala suerte, llega ahora otra rotura que ahonda en el desasosiego del baskonismo.