Conseguido el primer y gran objetivo -ganar de más de cinco puntos- la victoria de ayer del Caja Laboral trajo consigo detalles que de cara al futuro pueden considerarse casi tan importantes como el triunfo en sí mismo. De los 89 puntos con los que el conjunto vitoriano despachó a los rusos, 66 vinieron de las manos de apenas cuatro hombres -Logan, Huertas, San Emeterio y Teletovic- que supieron sobreponerse a las lesiones de Stanko Barac y Marcus Haislip para desequilibrar el encuentro desde la línea exterior. Pero de los cuatro pilares maestros sobre los que el Baskonia declinó la balanza hubo uno que necesitaba como el oxígeno brillar de nuevo y demostrar su valía. Después de un arranque de competición descomunal que dejó en agua de borrajas un concepto tan manido como el de "periodo de adaptación", David Logan se diluyó tras su polémico y kilométrico viaje entre Vitoria, Estados Unidos y Rusia. Precisamente con el mismo rival ante el que enfiló la cuesta abajo, el jugador baskonista alzó ayer el vuelo con una soberbia actuación frente a la escuadra de Sergio Scariolo.
Tanto en la faceta de director de juego como, sobre todo, cuando tuvo oportunidad de compartir parqué con Huertas o Ribas para poder ejercer de escolta, el combo guard de Illinois se hartó de penetrar con sapiencia y una contundencia que el equipo azulgrana echaba de menos en sus jugadores exteriores, salvando por supuesto a un San Emeterio que a este paso va camino de completar una penetración de libro ante todos los equipos continentales. Apoyado en la presencia y mayor aportación de Huertas o Ribas, David Logan resucitó sus muñecas a base de autoconfianza. Supo terminar sus entradas a canasta cuando era necesario o pasar a un compañero en el perímetro cuando la situación así lo requería, permitiendo tiros más cómodos a hombres como Teletovic, que acabó como máximo anotador del choque con 23 puntos, San Emeterio o un Oleson que ayer se permitió un mayor protagonismo en ataque más allá de su habitual especialización defensiva.
todos aportan en el rebote Lastrado por la ausencia de Haislip y Logan, y con Teletovic como única referencia interior, Dusko Ivanovic recurrió a un quinteto con cuatro pequeños durante buena parte de la segunda mitad, llevando a hombres como San Emeterio a acabar el duelo como máximo reboteador con siete capturas. Tanto Huertas (tres rebotes), como la tripleta de escoltas azulgranas (Logan, Ribas y Oleson acabaron con dos rebotes cada uno) elevaron su altura durante unos minutos para lanzarse a por el rebote y satisfacer a su entrenador, aferrado siempre a esa máxima que establece que coger un rebote no es cuestión de estatura, sino de deseo. Tal vez Axel Hervelle, que ayer estuvo en Vitoria contemplando el partido, deberá mirar hacia abajo el domingo cuando el Bilbao Basket reciba al Baskonia.