El Zalgiris que esta noche se dispone a amenazar la integridad del Caja Laboral no es un rival cualquiera ni invita a la relajación. A su solera y tradición en la Euroliga, de la que se erigió en campeón en 1999, añade una interesante plantilla que compuso la espina dorsal de Lituania durante su exitosa participación en el pasado Mundial de Turquía. Contra todo pronóstico y dejando con la miel en los labios a rivales, a priori, superiores como España, Serbia o Argentina, el conjunto báltico se colgó la primera medalla de su historia en el evento más importante del mundo de la canasta.

Tras ser apartado de la lucha por el oro en semifinales por Estados Unidos, en la conquista de ese sorprendente bronce influyó sobremanera la presencia de cinco jugadores que hoy, a partir de las 20.30 horas, pisarán la pista del Fernando Buesa Arena ataviados con la elástica verde. Ante la renuncia de algunas emblemáticas figuras del pasado como Ilgauskas, Songaila, Siskaukas, Kaukenas, Jasikevicius o Petravicius, al seleccionador Kestutis Kemzura no le quedó otro remedio que apostar por la juventud y recurrir a la savia fresca de una nueva generación de baloncestistas que promete seguir dando alegrías en el futuro.

El Zalgiris estuvo representado en la cita otomana por el base Mantas Kalnietis, el escolta Tomas Delininkaitis, el alero Martynas Pocius y los interiores Paulius Jankunas y Tadas Klimavicius. Entre sus filas también acogió en su día a Jonas Maciulis, alero del Armani Jeans que emigró hace dos años por culpa de la grave crisis que azotó al club y los impagos a la plantilla. Si bien los galones del liderazgo recayeron en Linas Kleiza, la indiscutible estrella lituana pese a su díscolo carácter, y otros dos pesos pesados como los sempiternos Robertas Javtokas y Simas Jasaitis, ejercieron de escuderos de lujo, el quinteto que habita hoy en día en Kaunas rayó a un nivel espectacular.

En Lituania, el baloncesto es el deporte rey y surgen jugadores de indudable calidad prácticamente de debajo de las piedras. Los Sabonis, Kurtinaitis, Homicius y compañía sentaron en su día las bases de la actual época de bonanza. Tras la desmembración de la Unión Soviética en 1991 en varias repúblicas bálticas, su fortaleza en el Viejo Continente amenazó con verse resentida. Sin embargo, el oro en el Europeo de Suecia en 1999 -sellado en la final ante España y en el que el ex baskonista Arvydas Macijauskas se vio catapultado hacia la fama- supuso un nuevo espaldarazo para los aficionados del país.

De los mundialistas del Zalgiris, sobresalió especialmente la figura de Pocius, quien a sus 24 años ya se encuentra en la agenda de algunos transatlánticos europeos. Del resto, Delininkaitis protagonizó un gris paso por Murcia, Jankunas parece haberse estancando en los últimos tiempos tras su paso por el Khimki, Kalnietis es un producto de la cantera del Zalgiris y Klimavicius inició hace tres veranos su segunda etapa en el vigente subcampeón lituano tras su aventura en varios equipos modestos. Todos ellos, en cualquier caso, están llamados a abanderar nuevamente a su país en el próximo Europeo de Lituania, donde España está obligada a clasificarse entre los dos primeros puestos para tomar parte en los Juegos Olímpicos de Londres. El anfitrión báltico, empujado por un país entero, será un hueso duro de roer en el tortuoso camino hacia la capital inglesa.