LAKERS Fisher (4), Bryant (26), Artest (15), Gasol (17), Bynum (2) -cinco inicial-, Odom (8), Brown (4), Vujacic (9), Farmar (4), Powell, Walton y Mbenga.
CELTICS Rondo (10), Ray Allen (19), Pierce (13), Garnett (12), Perkins -cinco inicial-, Tony Allen (2), Davis, Finley, Wallace, Williams, Robinson (6) y Daniels (5).
Parciales 28-18, 23-13, 25-20, 13-16.
Árbitro McCutchen, DeRosa y Mauer. Sin eliminados.
Estadio Sexto partido de las finales de la NBA disputado en el Staples Center de Los Ángeles ante 18.997 aficionados.
Quedaban poco más de tres minutos para el final del sexto partido de las finales de la NBA y Phil Jackson, el señor de los anillos, movió el banquillo para conceder un descanso a su estrella. Kobe Bryant, de nuevo dueño del destino, se retiró a la banda con la cabeza alta, satisfecho, relajado, entre la atronadora ovación de un Staples Center que esta noche puede asistir al remate de la venganza que los Lakers llevan dos años esperando.
El experimentado técnico podría haber efectuado mucho antes el cambio. El partido apenas duró dos cuartos (51-31 al descanso). El resto se convirtió en un ejercicio de sadismo por parte del cuadro californiano, que quiso empezar a ganar el duelo decisivo, el séptimo, inoculándole el miedo escénico a unos Celtics que derrocharon impotencia ante unos Lakers que volvieron a mostrar una superioridad abismal cerca de los tableros.
Jackson quiso mandar un mensaje a su colega Doc Rivers. A pesar de que el marcador estuvo resuelto prácticamente desde el primer cuarto, mantuvo en cancha a sus dos principales estrellas para garantizar que los Celtics se llevaban un correctivo (la ventaja llegó a los 30) a 48 horas del duelo decisivo, que volverá a celebrarse al cobijo del Staples. Kobe disputó casi 40 minutos. Gasol, que firmó una actuación magistral y rozó el triple doble (17 puntos, 14 rebotes y 9 asistencias), apenas tuvo descanso.
El entrenador de los Lakers sabía que la de ayer no era una noche para dosificar las fuerzas. Era el inicio de la batalla final, los albores del desenlace de una de las finales más apasionantes y con mayores alternativas de las últimas décadas. Los angelinos, que recuperaron su identidad y tiranizaron el rebote (52 capturas por las 39 de su rival), partirán esta noche (03.00 horas / Canal +) de nuevo como favoritos ante unos Celtics que probablemente no podrán contar con el rocoso Perkins, lesionado ayer. La hora de la redención se acerca. Boston vuelve a temblar.