Vitoria. Con cara de pocos amigos, un semblante serio y de extrema concentración que sin embargo no les impidió firmar autógrafos a algunos aficionados, posiblemente con las secuelas del adverso desarrollo de los acontecimientos visible aún en sus rostros, jugadores, técnicos y parte de la plana mayor del Barcelona -encabezada por el secretario técnico Joan Creus- llegaron ayer al filo de las 18.00 horas a su hotel de concentración en la capital alavesa.

Lo hicieron no en calidad de turistas sino para reivindicar sus opciones en una sorprendente final liguera que se les ha puesto cuesta arriba tras dos inesperadas derrotas en el Palau Blaugrana y, por tanto, acudir sin margen de error a ese infierno llamado hoy Fernando Buesa Arena. "No estamos ni mucho menos muertos", reveló en primera instancia un Gianluca Basile rotundo en sus manifestaciones. "Pese a que vamos 0-2 y jugamos en Vitoria, tengo la misma ilusión de ganar el título. El Baskonia está jugando por encima de su nivel, muy bien, mientras que nosotros no. Nuestro primer partido fue malo, sin concentración. El pasado sábado jugamos mejor, pero nos faltó algo en la recta final. Todavía estamos vivos y conservo mucha confianza en mi equipo", alertó.

El veterano francotirador italiano es consciente de que ganar tres partidos consecutivos al Caja Laboral "no será fácil", aunque dejó un aviso para navegantes cuando fue interrogado acerca de las escasas opciones blaugranas de remontada. "Si estamos al mismo nivel de toda la temporada, tendremos muchas opciones de forzar el cuarto. Esta campaña hemos demostrado que somos capaces de cualquier cosa". A su juicio, el cuadro vitoriano debe convivir ahora con la presión, ya que, precisó el ex del Fortitudo, "cerrar una eliminatoria y ganar un título en tu casa siempre resulta complicado".

optimismo del capitán Por su parte, Roger Grimau asumió que la situación del combinado catalán es "crítica" después de iniciar la final con la incuestionable etiqueta de favorito colgada sobre su espalda y verse sacudido sobre la pista por dos implacables mandobles alaveses. "Evidentemente, no esperábamos estar así a estas alturas, pero tenemos confianza en nuestras opciones. Es un reto grande y apasionante que le motiva a este equipo. Estamos convencidos de lograrlo, siempre que pensemos única y exclusivamente en el tercer encuentro".

El escolta blaugrana hizo autocrítica con el rendimiento ofrecido por el Barcelona, desbordado por la fortaleza mental del Caja Laboral en los momentos calientes. "Cuando alguien te gana, es mérito del rival, pero en el primer partido no estuvimos nada bien. Empezamos la final muy mal. En el segundo hicimos siete u ocho errores que ellos, ya sin presión, castigaron", resumió antes de apuntar la clave de la remontada. "No debemos hacer nada extraordinario, simplemente jugar a nuestro nivel habitual".

El excelente papel baskonista fue valorado en su justa medida por un Grimau que no tuvo reparos en conceder su cuota de mérito al grupo adiestrado por Ivanovic. "No me han sorprendido. Cuando todo el mundo decía al principio de temporada que la Liga era cosa de Barcelona y Real Madrid, yo incluía al Caja Laboral. Parece que no estaban, pero sabía que cuentan con un buen equipo y un buen entrenador que sabemos cómo les hace trabajar. Han llegado muy bien a la final", elogió el exterior.

Grimau, por último, se refirió al posible bajón anímico de Ricky y Navarro, oscurecidos en los dos asaltos iniciales de la eliminatoria. "Somos un equipo, aunque evidentemente ellos son grandes jugadores. Pero cuando perdemos, es porque todos no estamos a nuestro nivel. Cuando lo conseguimos, es complicado ganarnos", concluyó.