aunque a él no le guste mucho hablar de ello, Lior Eliyahu está atravesando un auténtico calvario. El jugador hebreo ni siquiera es capaz de entrenarse con el resto de sus compañeros, y aguarda estoicamente a que Tiago Splitter se recupere cuanto antes de sus problemas en el tobillo izquierdo para que el pívot brasileño regrese a la disciplina del equipo. En ese momento, cuando Dusko Ivanovic cuente con al menos tres hombres en la pintura, al cuatro israelí le llegará finalmente su ansiado turno para descansar. Pero, como el propio jugador admitió hace una semana en una entrevista a este periódico, su situación ha entrado ya en un punto límite. La pubalgia que asola su cuerpo desde hace semanas le impide correr con mayor intensidad de un 60% -según sus palabras- e incluso le obliga a retorcerse de dolor cuando salta.

Por eso, ahora mismo resulta imposible que Eliyahu juegue más de quince o veinte minutos por partido, aunque tras lo visto ayer frente al Khimki parece que el ala-pívot baskonista tampoco necesita mucho más para revolucionar un encuentro. Pasados los primeros minutos de juego, caliente una vez que su pubalgia se apoltrona en un hueco y le permite al menos un tiempo de asueto, el israelí fue capaz de transformarse en el poste dominante en defensa y determinante en ataque que tanto necesitaba el Caja Laboral.

De hecho, aunque jugó 23 minutos, el casillero de Eliyahu permanecía en blanco hasta el último cuarto. Ahí, su cuerpo entró en ebullición. Anotó diez puntos fundamentales para que la escuadra vitoriana alcanzara una cómoda ventaja que le permitió soñar con el average. Cogió dos rebotes, dio tres asistencias y, sobre todo, colocó un par de tapones de esos que apagan los ánimos del jugador más osado. Por si fuera poco, demostró una inteligencia hasta ahora presupuesta al robar un balón cuando la escuadra moscovita salía en tromba hacia la canasta contraria.

Como suele ser habitual, y con todo merecimiento, los descomunales triples de Mirza Teletovic acapararon la atención de los espectadores presentes en el Basketball Center. Pero lo que probablemente ninguno de los asistentes sabía era que sobre el parqué había un hombre que sufría a cada paso que daba. Y, para su desdicha, así lo seguirá haciendo hasta que el gran capitán baskonista olvide su lesión en el tobillo y reaparezca dentro de al menos un par de semanas. Entonces, y sólo entonces, Lior Eliyahu podrá disponer de unos partidos de descanso para tratar su pubalgia como es debido. Dejará de infiltrarse, de jugar en la clandestinidad, para volver a disfrutar de su pasión. Eso sí, siempre y cuando no surja otra desgracia en forma de lesión de algún compañero. Algo que, visto lo visto, a nadie debería sorprender.

calculadora en mano Con el hebreo como uno de sus estiletes, el Caja Laboral logró empatar -término poco utilizado en el mundo del baloncesto- el average particular de once puntos con el Khimki. Ahora, el conjunto vitoriano se verá obligado a controlar la diferencia general de puntos con los rusos. Algo que en estos momentos coloca a los hombres de Ivanovic segundos por su balance de -1 frente al -5 del equipo moscovita. Por eso, la visita de la próxima semana a Atenas cobra especial relevancia en contraposición al duelo del Khimki en Zagreb. Aunque el Baskonia pierda -y si así lo hacen los rusos- deberá controlar no hacerlo por una gran diferencia que le haga perder el manido average. Las matemáticas serán las grandes amigas del Baskonia en estas dos últimas jornadas.