vitoria. Cuentan los narradores de historias antiguas que hasta los dragones, probablemente los seres más terroríficos que ha inventado la mitología, tenían en su vientre un punto débil. El Barça de Xavi Pascual, ogro cruel, debe de tenerlo, aunque por el momento pocos han sido los que han podido sobrevivir para contarlo. El Power Electronics es el último equipo que escapó con vida de su cacería de dragones. Neven Spahija, estratega taronja, guarda en un cofre la táctica para poner en aprietos a un equipo al que para ganar hay que tirar al barro y batirse en el cuerpo a cuerpo. De sus tres derrotas, dos han sido por un punto y la otra, por dos.
El Valencia, en la Fonteta, demostró hace tres semanas que tiene valentía y argumentos para lograrlo. Pero no será fácil. El dragón culé, incluso en ese encuentro que supuso su tercera derrota del ejercicio, pudo haber fagocitado al caballero levantino. Sin embargo, un triple sobre la bocina de Rafa Martínez, que ante Estudiantes volvió a ser decisivo, le permitió escapar del fuego que escupía la bestia y recibir una inyección anímica que le confiere esperanzas en un duelo como el de esta tarde, para el que la mayoría habría tirado la toalla de antemano.
El equipo catalán llega a la cita concienciado de la dificultad que entraña ganar cualquier partido en la Copa. El susto que le propinó el a priori comparsa Cajasol les habrá venido bien a los pupilos de un Xavi Pascual que supo rotar frenéticamente a sus hombres, aprovechando su extensa nómina, para mantener la frescura durante todo el torneo. El Power Electronics, un plantel mucho más limitado en cuanto al número, tendrá que volver a ajustar la defensa y reducir el intercambio de canastas para buscar un triunfo que, pese a encontrarse en semifinales, sería considerada como una sorpresa.