Vitoria. El técnico croata repasa en esta extensa entrevista su difícil estancia al frente de la Cibona, un club envuelto en el caos y que no paga a sus jugadores. Su fecha de caducidad está marcada y, por ello, no descarta volver a la ACB. Desde la distancia, no pierde detalle de lo que sucede en su antiguo club, que incluso se ha interesado por la magnífica proyección de su hijo Vicko con vistas a un posible fichaje. De la enfermedad que estuvo a punto de apartarle del baloncesto, es decir su vida, no le quedan secuelas.
Un partido a vida o muerte para los dos equipos de cara a no quedarse descolgados, ¿verdad?
Sí. Mira, nosotros partimos en este Top 16 como la cenicienta del grupo. Nos clasificamos en la última jornada y todos consideramos este hecho como un éxito teniendo en cuenta los problemas económicos que hemos sufrido para configurar la plantilla. Jugar ahora antes estos equipos tan importantes va a ser un premio para todos nosotros, por eso vamos a ir a muerte. Los jugadores tienen ganas de demostrar que son buenos y algunos querrán ganarse un buen contrato para el futuro. En Zagreb, tenemos la obligación de luchar hasta el final. Si algo ha caracterizado a mi equipo es que es un grupo joven y con ambición.
Del plantel que maneja, sobresale Marko Tomas y poco más. ¿Ha realizado un pequeño milagro?
Él es el que más ha llevado la iniciativa dentro del equipo, sobre todo después de la lesión de nuestro capitán Rozic. Sólo tiene 25 años y ya ha demostrado su calidad en la ACB. El resto son mucho más jóvenes y no cuentan con tanta experiencia. Llegaremos hasta donde podamos. A priori, tenemos muy poco potencial para competir contra el Baskonia, pero ya veremos.
Es probable que no se clasifiquen, aunque en su cancha pueden convertirse en juez y dejar en la cuneta a algún favorito.
Eso es. Si conseguimos ganar un partido en este Top 16, sería un gran resultado para nosotros. Los tres equipos a los que nos enfrentamos son muy superiores por plantilla, calidad y prestigio de club. No obstante, garantizo a todo el mundo que vamos a luchar a tope para dar una alegría a nuestros aficionados.
Encima, lograron su clasificación "in extremis" cuando nadie apostaba un euro por ustedes.
Empezamos muy mal la competición con una derrota humillante ante el Montepaschi por 45 puntos. Todos nos dieron por muertos y se equivocaron. En la Liga Adriática protagonizamos un buen inicio que nos sirvió para coger confianza. No pudimos competir contra dos equipos inalcanzables para nosotros como el Montepaschi o el Barcelona, pero ante rivales de nuestro nivel como Zalgiris, Asvel y Fenerbahce jugamos partidos muy igualados. En casa ganamos y fuera perdimos, pero por la diferencia de puntos nos clasificamos.
Más allá de lograr buenos resultados, lo que le toca es formar a los chicos jóvenes que quieren despuntar. ¿Como lleva ese objetivo?
Evidentemente, como la Euroliga se nos queda grande, nosotros pensamos básicamente en trabajar con la cantera y formar futuras estrellas. No tenemos plantilla tampoco para ser primeros de la Liga Adriática, pero estamos en una buena posición para alcanzar la Final Four de ese torneo. Si logramos acabar entre los cuatro primeros, aseguraremos la Euroliga del año que viene y con eso nos daríamos por satisfechos.
Del Baskonia que usted dejó ya sólo continúan Splitter y Teletovic. ¿Como observa a su ex equipo desde la distancia?
Bien. Como siempre ocurre con Querejeta, han hecho una apuesta muy inteligente. Al ver que no puede luchar económicamente contra clubes más potentes, ha fichado jugadores con gran talento. Estoy convencido de que este equipo, en las manos de Dusko, crecerá cada día. De hecho, está demostrando esa progresión y que se encuentra en una línea ascendente pese a las lesiones. Es muy difícil que no luche por todos los títulos a los que aspira. Incluso te diría que me pareció una sorpresa que perdiera ante el Olympiacos, ya que es un equipo en crecimiento, con calidad y talento físico para soportar una temporada tan dura como la que le espera. Ha hecho apuestas muy acertadas.
Sinceramente, ¿no le ve un peldaño por debajo de otros grandes del Viejo Continente?
Ya lo veremos en cuanto llegue la parte más importante de la temporada. El Barcelona se halla ahora mismo a un nivel muy superior con respecto al resto, aunque creo que sufrirá algún bache. El Baskonia tiene argumentos como para pelear ante cualquiera. Todo dependerá de que recupere a los lesionados y llegue en buen estado a los momentos culminantes de la campaña.
A nivel personal, ¿qué sentimientos le embargan por medirse a su antiguo equipo?
De verdad, sobra que explique los sentimientos que me quedan hacia él. Para mí, será el club de toda mi vida. Yo no sé sabría decir incluso ahora a qué club estoy más unido, si a la Jugoplastika o al TAU (le sigue llamando así). El TAU es mi club. Ahora que me encuentro otra vez con ellos, me vienen a la mente recuerdos especiales. Tengo ganas de ver a mucha gente conocida. Allí dejé grandes amigos. De verdad, no conservo ningún enemigo y a todos los considero de los míos.
¿Le ha quedado algún resquemor tras su salida? ¿Cree que el club quería prescindir de usted más allá de la desgraciada enfermedad?
Mira, esto ya ha pasado. Los momentos bellos han sido muchos más como para quedarme con esto. Mi salida de Vitoria es algo que se encuentra almacenada detrás de mi cerebro. Siempre me acuerdo de los encantos de esa ciudad y del cariño de la gente cuando iba por la calle. Esto, desde luego, no se paga con dinero. No quiero pensar en ningún momento en lo que fue mi enfermedad y en todo lo que pasó después, ya que no merece la pena. Todo lo bueno que sucedió antes carece de punto de comparación. Mi etapa como jugador resultó inolvidable y como entrenador también viví momentos buenos. La gente no puede olvidar que ganamos una Copa del Rey, jugamos la Final Four y llegamos a otra final de liga. El año de mi enfermedad, íbamos muy bien tanto en la Euroliga como en la ACB. De las cosas malas no quiero acordarme, sólo de las buenas.
¿Qué recibimiento espera del Buesa Arena en el partido de vuelta?
Uff... Tengo muchas ganas de que llegue ese partido. Quiero volver a ver a mucha gente, pasear de nuevo por la calle Dato, tomar un café donde siempre lo hacía...
Dirige ahora a un club importante de Europa que atraviesa un crítico momento a nivel institucional. ¿Siente añoranza de la ACB?
Bueno... Todo a su debido tiempo. Vine a Zagreb porque era un equipo de Euroliga que me permitía mantenerme en la elite. La verdad es que esta etapa me ha ayudado mucho porque considero que crecí como entrenador. Hemos conseguido los mejores resultados de los últimos quince años y el año pasado dos títulos como la Liga y la Copa croatas, además de alcanzar el Top 16 y la fase final de la Liga Adriática. Con un equipo joven, estamos consiguiendo cosas importantes. Ha sido un plus para mi carrera, pero yo no podía prever los problemas económicos que vive ahora el club. Si esto sigue así, estoy seguro de que mi futuro estará fuera de la Cibona. Los apuros son enormes y dudo mucho de que este club pueda salir de la crisis. Nunca sabes cómo viene el futuro.
Una curiosidad para finalizar. Hablan maravillas de su hijo Vicko. ¿Una estrella en ciernes?
Soy su padre y no soy el más indicado para opinar. Él ha crecido en Vitoria, pasó muchos años en un colegio de monjas e incluso aprendió euskera. Alfredo Salazar le dijo un año lo que le faltaba para progresar, por eso ya no hablo más con él de eso (risas). Le vio y le comparaba con Calderón y Splitter, por lo que sufrió una depresión tremenda. Entre bromas, no le voy a llevar a Vitoria porque no le quieren.