la ilusión regresa de lleno al Cajasol. En una ciudad eminentemente futbolera, donde la agria rivalidad entre el Sevilla y el Betis alimenta todas las tertulias en cualquier mentidero, ha vuelto a emerger un clásico de la ACB que, tras varios años de travesía por el desierto, asoma la cabeza y pide paso entre los puestos nobles de la tabla.
Después de coquetear con el abismo en las últimas temporadas y vislumbrar más cerca que nunca el purgatorio del descenso, el próximo rival del Caja Laboral parece haber dado con la tecla idónea para dejar atrás la crisis. Sus dirigentes, que han despilfarrado ingentes cantidades de dinero procedentes de la caja de ahorros sevillana, han creado esta vez un proyecto sólido que está a punto de cobrarse la primera gran recompensa: la clasificación para la Copa del Rey de Bilbao del 18 al 21 de febrero de 2010.
Con Joan Plaza al frente de la nave, el banquillo ha logrado una estabilidad que se le resistía hasta la fecha. Algunas apuestas del pasado, léase el argentino Rubén Magnano, reportaron pésimos dividendos. Manel Comas, que ejerció como apafuegos en la campaña 2007-08, tampoco sacó al club de la espiral negativa de resultados en que se había adentrado.
Su buen papel le permitió ganarse la confianza del club para el año siguiente, aunque el ex preparador azulgrana sólo duraría nueve partidos en el cargo tras totalizar en ese margen un único triunfo. La llegada de Pedro Martínez supuso una bocanada de aire fresco, al menos, para asegurar la permanencia.
San Pablo ha sido un hervidero de críticas en todo este tiempo. La afición castigó con su indiferencia a un conjunto que no veía la luz y desertó de la grada. Los cánticos en contra de la directiva y jugadores retumbaban mucho más que cualquier aplauso. Se tomaban a guasa una situación insostenible. Hastiados de la errática trayectoria de un club que se ha codeado con los mejores durante muchos ejercicios.
asselin, el único lunar El presente sevillano dicta otra situación diametralmente opuesta. Bajo la dirección del antiguo técnico del Real Madrid, las cosas marchan ahora viento en popa. Sólo un descalabro en las cuatro jornadas hasta el final de la primera vuelta puede apartarle de la edición copera pese a no haber conformado un rutilante plantel de nombres.
Junto a Plaza, llegaron el pasado verano un puñado de caras nuevas que han revitalizado el espíritu competitivo. La única nota discordante ha sido Josh Asselin, cortado recientemente por su bajo rendimiento y el inconveniente de no haber obtenido el pasaporte español. En su lugar, el club ha dado de alta al exterior estadounidense Ager.
La fortaleza del próximo visitante en el Buesa Arena se asienta básicamente en su notable trabajo defensivo -en la actualidad es el segundo mejor conjunto defensivo de la Liga ACB con 68,92 puntos de media en contra- y en cuatro piezas de indiscutible valía.
Es el caso de los veteranos exteriores Calloway y Ellis, un portento físico como Tariq Kirksay -el mejor ladrón de la competición y un alero capaz de promediar más de siete rebotes por partido pese a sus escuálidos 199 centímetros- y el versátil Savanovic. El trabajo sucio en la zona corre a cargo de Triguero y Xavi Rey. Miso y un pívot reclutado de la LEB (Cabanas) completan su abanico de amenazas. Confianzas, las justas este domingo.