Carácter argentino en el Araski
Chagas y Burani prometen cautivar esta campaña a los aficionados araskizales con su juego y raza
La presentación del Kutxabank Araski fue una declaración de intenciones. Entre la multitud de frases, expresiones y chascarrillos que se pudieron escuchar, tanto en el evento oficial como en el lunch, la frase del preparador físico, Víctor Ciavattini fue clara: “¿no queríais carácter argentino? Pues toma, ya somos tres, y menudos dos fichajes que han venido”.
Y es que con un vistazo rápido a las nuevas incorporaciones del Araski, uno ya se da cuenta que son el fiel reflejo de ese jugador argentino que tanto enamoró en su día a los aficionados al baloncesto de Vitoria. Es más, esta situación es algo de lo que ya son conocedoras las propias jugadoras. “Al poco de llegar ya me comentaron el cariño que le tienen los vitorianos a los argentinos y nosotras también sentimos desde el principio esa buena energía hacia nosotras. Sé que muchos chicos de Argentina jugaron en esta ciudad y dejaron su huella. Para nosotras es un orgullo estar aquí”, recalca la base Florencia Chagas.
Agostina Burani, una fornida pívot, también es conocedora de ello. “Suelo charlar con el Pato Garino y ya me comentó que Vitoria es una de las mejores ciudades para vivir, que él estuvo muy contento en su etapa azulgrana y que por eso su familia aún reside en la capital”.
Ambas jugadoras tienen perfiles diferentes. Agostina tiene 31 años y llega a Vitoria con una gran experiencia a sus espaldas en la Liga Endesa habiendo jugado su último curso en el Campus Promete. Sin embargo, Florencia, de 21 años, se estrenará en la máxima categoría del baloncesto nacional. Ambas muestran una gran ambición en sus declaraciones y tienen claro que lo van a dar todo en la cancha. “Nuestro primer objetivo es dar nuestro corazón y mostrar nuestra garra para jugar con mucha sangre y ganas. Después, seguir nuestros valores. La verdad es que las dos somos jugadoras de equipo y disfrutamos cuando el conjunto juega bien. Queremos ser un show en la pista y esperamos proyectar un poco de eso”, puntualiza Chagas. Algo que corrobora Burani, para quien “nos gusta dejarlo todo en la cancha y jugar siempre con el corazón en la mano”.
Elogios a Made Urieta
La entrenadora ayalesa quería contar a toda costa con dos jugadoras con esa personalidad. Las argentinas coinciden al explicar cómo se les convenció para fichar por el Araski y por qué no dudaron en venir aquí. “Made me parece una muy buena entrenadora y yo ya tengo una edad, aunque me queden unos años por delante. Creo que puedo aprender mucho de ella porque es de las mejores en su puesto. Además, desde un principio me identifiqué mucho con los valores de este club y encima tengo la suerte de que la ciudad es muy bonita”, confirma la pívot. La base se expresa parecido. “Made es mi primera entrenadora mujer y me siento muy bien con ella por la energía que transmite en cada entrenamiento. Espero poder aprender mucho este curso”.
Chagas no está preocupada por el cambio cultural tan drástico que puede vivir al proceder de Nueva Zelanda. “El cambio de cultura no me parece tan distinto por aquí. Algo que sí que noté cuando jugué en Italia. Los horarios y la comida son más parecidos de lo que podría pensar al principio, pero lo que más me gusta es la alegría que tiene la gente y la amabilidad de nuestro entorno. Todo eso me hace sentirme como en casa”. Un hecho que comparte la pívot, encantada hasta ahora de su experiencia en Vitoria. “Se nota que aquí se vive mucho el baloncesto porque vas caminando por la calle y la gente te saluda y te gritan ‘aúpa Araski’. Eso es muy agradable”.
Respecto a la temporada, Burani ya le ha explicado a su compañera cómo se vive el baloncesto en Mendizorroza y el gran empuje de la “Marea Verde”. “Yo ya jugué aquí como rival varios años y siempre hay un gran ambiente durante los 40 minutos. Lo mejor es que ahora voy a poder vivirlo a mi favor y es una de las razones por las que quiero empezar ya el curso”. Para Florencia, “el calor de la afición ya se nota y eso que no ha empezado la temporada de forma oficial”.
Un público que ya tienen ganado –como se pudo observar en la presentación– y al que terminarán de cautivar en cuanto empiecen los partidos de forma oficial. Ambas se definen como “jugadoras con garra y con ganas de ganar siempre; las dos somos alérgicas a perder, pero principalmente nos gusta divertirnos en la cancha. Cada una tiene sus características, como es lógico, por su posición en la pista, pero las dos tenemos buen tiro de tres y somos jugadoras de equipo”, recuerda la base. Burani añade que “esa esencia de lucha es la que queremos transmitir, ese espíritu de que no nos viene nada de regalo y que debemos conseguir todo con mucho esfuerzo”.
Una mentalidad que le vendrá muy bien a un equipo que en las últimas campañas no ha terminado de adquirir esa regularidad suficiente para obtener mejores resultados. “Hay que ir paso a paso. Primero disfrutar de la Supercopa, que es un torneo bonito que se celebra en Vitoria y así medirnos a unos equipos de alto nivel para saber dónde estamos. La Liga es muy competitiva y cada temporada crece más, pero nosotras queremos dar lucha a cualquiera. Ojalá podamos volver a una Copa de la Reina o estar en play off, pero hay que ir paso a paso”, avisa la experimentada ala-pívot. La base se estrenará en una competición que “considero la segunda mejor de Europa, solo por detrás de Francia; es un campeonato muy fuerte, aquí no hay ningún equipo de menor nivel y por eso tienes que dar siempre el 100%”.
Adaptación a Vitoria
En sus primeras semanas de entrenamiento con el Araski, además de mucho esfuerzo, ambas jugadoras han sacado algo en claro. Burani se ha convertido en la traductora de Flor. “Chagas dice algo y yo ando traduciéndole para entendernos entre todas. Algunos ejemplos son muy graciosas y ya nos echamos unas risas en los entrenamientos”, señala la pívot. La base replica, riéndose, que “yo no quiero perder mi argentino y nos divertimos mucho con las diferentes situaciones; es más, nuestras compañeras intentan hablar con nuestro acento y aunque lo imitan fatal no ceden en su empeño”.
Ambas jugadoras bromean bastante cuando piensan en las situaciones vividas junto a sus compañeras. “Aún recuerdo cuando le pregunté a Txell a ver de qué camada era y ella se quedó sin saber qué le estaba diciendo. Menos mal que Burani le explicó que estaba haciendo referencia a ver de qué generación era”. Otra anécdota, revelada de forma jocosa por la interior, sucedió cuando “a Flor le entregaron una tablet y ella preguntó a ver dónde estaba el fibrón haciendo referencia al lápiz”.
La gastronomía también sale a relucir en la conversación. “Nosotras no tenemos los famosos pintxos que tenéis vosotros aquí y tampoco podemos encontrar nuestra carne o nuestros asados. Aunque sí podemos comer nuestras ricas empanadas gracias a Garino”, advierte. Burani admite sin tapujos que le encanta el kalimotxo, mientras que Flor prefiere el vino tinto. Eso sí, ambas coinciden en que la tortilla de patata, el marisco y la paella les encantan.
El futuro
Esa sensación que tienen ambas jugadoras de sentirse como en casa es también gracias al Araski por el gran trabajo que hace el club en toda su estructura. Burani ya ha podido vivir en primera persona que todo ese esfuerzo interno tiene su recompensa. Por eso, la ala-pívot también se ha integrado de forma rápida en esa estructura. “Me encanta ver cómo las niñas vienen a apoyarnos y en mi caso también me gusta poder enseñarles lo que sé de baloncesto y los valores que tenemos y que traemos desde Argentina”.
Aunque la temporada esté empezando, ambas jugadoras no se esconden al hablar de su futuro. Burani tiene las cosas muy claras. “Me gustaría jugar un par de años más en esta Liga e intentar mantener el nivel. Con la selección me gustaría cumplir mi sueño de clasificarnos para unos Juegos Olímpicos y poder disputarlos. Con eso creo que ya me consagraría y me podría retirar tranquila. Eso sí, después me gustaría continuar ligada al baloncesto, ya que hice cursos de gestión y de marketing deportivo”.
La joven base, por su parte, es consciente de que tiene que ir día a día. “Todo dependerá de cómo me vaya esta temporada para ver qué caminos y opciones puedo tener; en mi última campaña en Nueva Zelanda terminé con mucha confianza y buenos números y eso me ayuda para empezar con buen pie. Soy consciente que todo depende de mí y de cómo trabaje y me cuide. Yo entré en el draft hace dos años y todavía no tuve la oportunidad de ir. Hay que ver si este año transcurre bien para poder vivir esa experiencia, que para mí sería un sueño”.
Lo que está claro es que la combinación argentina ya parece establecida en el Araski y dará a buen seguro muchas alegrías a todos los aficionados araskizales. No solo por su calidad individual y su buen juego en equipo, sino también porque ya les une una gran amistad que se verá plasmada sobre la cancha. Eso sí, solo hay un tema que las distancia y que podría provocar una acalorada discusión entre ellas y es ver quién prepara el mejor mate. Burani tiene claro que el suyo es el mejor, porque, matiza, “Flor tiene una mezcla uruguaya y eso hace que el mío tenga mayor calidad”. En cambio, la base utiliza ese mismo argumento para afirmar con contundencia que ella lo prepara más rico. Un dilema que tendrán que solucionar sus compañeras de equipo emitiendo un veredicto.