Se dice que el campo siempre está pendiente del cielo porque de él ha dependido siempre para llenar graneros, bodegas y almazaras, recuerda Pablo Resco en su publicación Empieza la cuenta atrás sobre los negativos efectos del calentamiento global en la agricultura.

El informe pinta un escenario de más años de sequía y más episodios de olas de calor que perjudicarán al cultivo, su floración y época de maduración, con la consecuente pérdida de calidad de las cosechas que, debido a la mayor variabilidad climática, van a oscilar mucho de unos años a otros.

“De todos estos cambios ya nos estamos dando cuenta perfectamente, mira la temperatura que estamos teniendo en mayo, hasta 40 grados, cuándo hemos visto esto...; las heladas y pedriscos; las lluvias torrenciales e inundaciones, desgraciadamente cada vez son más frecuentes, pero en todo el mundo, no sólo aquí, en India están llegando a los 50 grados”, indica Pablo Resco.

“Hay que actuar ya, no podemos dejar que el calentamiento alcance esos tres grados que se barajan en el escenario más extremo; para mí, la conclusión del informe es que la mejor herramienta para luchar contra el cambio climático es la mitigación, llegar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar tener que estar pensando luego cómo nos vamos a adaptar; el coste de no hacer nada es mayor que todo el coste de mitigar daños”, plantea.

Sin embargo, da la impresión de que se habla mucho de las consecuencias del cambio climático, pero se avanza poco. “Hay que presionar para que se adopten medidas ya; es como el eterno dilema del prisionero: si yo no hago y el otro hace, me beneficio, pero si el otro piensa de la misma manera, al final, no se hace nada y así, mal vamos”, pronostica. “Se pueden tomar medidas y hay que presionar para que se haga”, manifiesta. “Si la Unión Europea se pone seria y controla que todo lo que entra por sus fronteras tiene que cumplir una serie de requisitos medioambientales, ahí tiene una poderosa arma para obligar a que se cumplan los acuerdos de París. La UE dispone de una herramienta comercial muy potente; sin embargo, exige mucho a la producción agrícola interna, pero de fuera puede entrar prácticamente todo”, critica.

Tomar medidas también está en manos del propio sector, pero hay que ayudarle, sobre todo a la parte más vulnerable, a la que más dificultades tiene para adaptarse, más cuando comercialmente cada vez se le exige más. “Tal y como está el precio de los fertilizantes, y no está previsto que se vuelva a lo de antes, se va a tender a depender menos de fertilizantes de síntesis”, señala. Apuesta Pablo Resco también por diversificar los cultivos introduciendo otros como leguminosas, que a su vez puedan utilizarse para alimentar al ganado, en lugar de tener que importar toneladas de soja.

En definitiva, aboga por crear redes de explotaciones mixtas, algo que tradicionalmente ya ha existido, la famosa economía circular. “Vamos a tener que ir por ese camino, pero hay que ayudar a los sectores más débiles a adaptarse; el monocultivo es lo más dañino para el suelo; no nos queda otra que intentar crecer con cabeza, no sin ton ni son”.