Este sábado, de 11.00 a 20.00 horas, habrá una gran fiesta sobre comercio justo en la plaza de Los Fueros, que se enmarca en la conmemoración de su día mundial y que se celebrará bajo el lema Por la igualdad. Somos Comercio Justo con una serie de actividades abiertas a toda la ciudadanía. Está impulsada por Zentzuz (Red de Comercio Justo y Consumo Responsable de Vitoria-Gasteiz), Manos Unidas y Oxfam Intermón, financiada por el Ayuntamiento de Vitoria y tiene el apoyo de la Diputación. Comenzará con la apertura de una feria de alternativas de consumo con nueve stands que abordarán temáticas muy variadas, entre las que estarán presentes iniciativas de banca ética, consumo de energía renovable, juegos elaborados en base a energías renovables, artesanía, ropa de segunda mano, alimentación ecológica, telefonía e Internet y una cooperativa de reparto sostenible. Con el fin de seguir concienciando sobre el comercio justo y la igualdad de género, de ahí el lema de este año, también habrá microteatros con la compañía Teatro Sobre Ruedas, desde las 12.00 hasta las 14.00 horas y desde las 17.30 hasta las 19.00 horas. A lo largo del día también habrá talleres infantiles y de grafiti junto al colectivo Fill In Culture, cantina y un concierto de Machines, a las 19.00 horas, que será el encargado de poner el broche de oro a esta jornada.

¿Qué tipo de clientes adquieren productos de comercio justo?

-De todo tipo. Sí que es gente que está más concienciada tanto con el tema medioambiental como con la lucha de los derechos humanos, pero, en general, es muy variada.

¿La sociedad está más concienciada en este sentido?

-Yo creo que sí. Soy positiva porque además creo que el comercio justo va de la mano de otras iniciativas, como de productores locales, productos ecológicos... Hicimos un estudio hace dos años, en 2020, que publicamos en 2021, que concluyó que solo dos de cada cinco personas conocían el comercio justo...

De ahí la necesidad de iniciativas como la fiesta de este sábado.

-Sí, queda mucho por avanzar.

¿La pandemia ha ayudado a contribuir a dar a conocer la importancia del comercio justo?

-Yo creo que sí. Me acuerdo de los primeros meses cuando la gente se acercaba a la tienda y decían que era el momento de apoyar al comercio local y de estar unidas, de apoyar a las tiendas de barrio, de apoyar a productores que están en otro territorio y no tienen las mismas condiciones y que necesitan mejorarlas. Y ahí sí que vi un cambio. En la tienda dejamos un espacio para las cestas de productores de Álava y que la gente pueda ir a recogerlas. Vino mucha gente preguntando por esas cestas.

También cada vez es mayor la variedad de productos que hay. ¿Hay alguna novedad?

-Sí. Al final asociamos muchas veces el comercio justo con el café, la panela, que es el azúcar, o con el chocolate, pero hay mucho más. Por ejemplo, está el textil. Todos conocemos que hay multinacionales que producen ropa y complementos y que para su producción se vulneran derechos humanos, se contamina un montón... Pero el comercio justo también ofrece textil garantizando ese respeto tanto con los materiales, como el algodón orgánico, como con las personas que lo fabrican. Aparte, también hay un montón de productos de artesanía, que pueden ser desde productos de hogar, bisutería... Las cooperativas del sur con las que trabajamos cada año incorporan a su catálogo novedades. Es verdad que el comercio justo lo que intenta también es que no tengas que ir renovado ni tu ropa ni tus productos del hogar cada equis tiempo, sino que sean productos, que una vez adquiridos, te duren mucho tiempo.

Porque cada vez más usamos productos de usar y tirar...

-Claro, pero nuestro objetivo es que sean productos de calidad y que una vez que los adquieres da igual que hayan pasado cinco años porque tampoco se pasan de moda.

¿Qué se puede hacer para seguir avanzando?

-Nuestra cesta de la compra tiene un poder enorme de cambio, aunque no seamos conscientes nuestro consumo tiene un impacto en la vida de otras personas. Entonces, cambiar nuestros hábitos, no es tan complicado. También tiene consecuencias importantes la compra pública responsable: desde las instituciones, por ejemplo, para poner desde las contrataciones criterios para que se garanticen los derechos humanos y del medio ambiente.