Josu Olano ha decidido que se jubila. Tras 33 años al frente de la librería Albeniz en Judimendi, este comerciante de Vitoria ha tomado una de las decisiones más importantes y bajará la persiana de su negocio en unos meses.

Reconoce que le da pena dejar "este barrio que tiene tanta personalidad", pero ha llegado el momento para dedicarse de lleno a otra de sus pasiones, el teatro.

"Llevaba dos o tres años pensándolo, y ya por fin me he puesto una fecha límite, que es este año", reconoce Josu. Ha intentado compatibilizar su trabajo diario con el teatro pero es muy difícil porque el horario de la librería es realmente sacrificado. Y es tajante: "No, no hay relevo generacional para continuar con un negocio que cada vez es menos rentable".

"Abro a las siete de la mañana porque muchas personas y negocios como bares y peluquerías quieren el periódico a las ocho, antes de ir a trabajar o abrir", explica Josu. Y por las tardes abre hasta las siete, "un horario que implica el día entero aquí, incluidos los sábados por la mañana, sin fines de semana libres".

En su librería de la calle Benito Guinea vende desde prensa, revistas, material escolar y de papelería, hasta libros y juegos infantiles como puzzles.

Ha tenido que adaptarse, "con mucho esfuerzo", a los cambios que ha demandado la sociedad estos años. Y, por supuesto, ha tenido que hacer frente a la dura competencia de las grandes superficies y de las compras online en Internet.

En palabras de Josu, con muchos años de experiencia detrás del mostrador, el de librero es un trabajo vocacional pero muy sacrificado. "Lo mejor de estar al frente de un negocio como este es que eres tu propio jefe y tomas las decisiones, y sobre todo, el contacto diario con la gente, que es muy gratificante".

Judimendi, el barrio de las bodeguillas

Con una clientela fiel que seguro que estará ahí hasta el último día, "algo muy reconfortante" según las propias palabras de Josu, este librero recuerda cómo ha evolucionado el barrio en estos años, en el que el propio Josu se ha implicado desde el primer momento.

"Me siento muy apegado a Judimendi". Recuerda con mucho cariño que "antes había un verdadero ambiente de barrio. Sabías si alguien estaba en el hospital, o si un vecino tenía algún problema".

Ahora Judimendi ha envejecido y "en el barrio vive mucha gente mayor sola, algo que debería preocuparnos a todos", apunta Josu, igual que está ocurriendo en otras zonas de Vitoria (por ejemplo, Zaramaga y Aranbizkarra).

Al ritmo que marca la sociedad, este barrio y sus calles han cambiado en los últimos 30 años, pero lo han hecho lentamente. Un hito importante fue la apertura del centro cívico, como punto de encuentro para los vecinos gracias a varios servicios: la biblioteca y la piscina.

"Judimendi siempre ha tenido mucha personalidad", sentencia Josu, quien recuerda que hace unos años fue muy famoso por "las bodeguillas y los poteos diarios donde la gente sacaba un porrón y se jugaba a los bolos por las tardes".Tiempos duros de pandemia

Sobre la pandemia, Josu lo tiene claro: el pequeño comercio de Vitoria y de Álava todavía no se ha recuperado de las consecuencias del covid.

"Ha sido una época muy dura para los negocios de barrio, incluso muchos han tenido que cerrar, como la pescadería de al lado, porque tienen que hacer frente a demasiados gastos".

Durante el confinamiento las librerías que vendían prensa fueron consideradas como servicio esencial. "En aquella época de encierro, llevaba todos los días periódicos a algunas casas de vecinos mayores del barrio que así me lo solicitaron. Fueron momentos realmente duros donde veía en todo momento el miedo y la incertidumbre en la cara de los clientes más mayores".

Barrios anónimos sin el pequeño comercio

Lo que tiene muy claro Josu es que el pequeño negocio aporta vida a los barrios. "A medida que van cerrando y van desapareciendo, se pierde una parte fundamental de las raíces de la ciudad".

Una situación muy triste sobre la que este comerciante pone de relieve que "muchas veces no se valora la tienda de barrio hasta que un día aparece con la persiana bajada".

En definitiva, "sin las pequeñas tiendas, los barrios van a pasar a ser barrios anónimos, sin personalidad, y va a dar igual que vivas en Salburua o en Zabalgana", sentencia Josu Olano.