Álava inició este 2021 en una situación epidemiológica francamente comprometida y va a finalizarlo también en una tesitura difícil, aunque con muchos matices.

Porque casi dos años de pandemia después, hace ya tiempo que el coronavirus no es aquel patógeno desconocido que irrumpió como un tsunami en el territorio, por mucho que siga evolucionando para sobrevivir y provocar grandes olas como la actual, y la vacunación ha cambiado completamente el tablero a pesar de los recientes pasos atrás.

Ahora que la incidencia del virus como mínimo sextuplica a la que había hace un año y apenas ha habido restricciones a la actividad durante los últimos tres meses, la mayoría de los casos positivos están cursando con síntomas muy leves y, en consecuencia, la presión hospitalaria se mantiene en niveles similares a entonces y las muertes provocadas por el covid-19 han caído en más de un 50%. Sin embargo, la capacidad de hacer daño de un virus siempre imprevisible, la explosividad de la nueva variante ómicrom y un sistema sanitario con síntomas prolongados de hartazgo y desbordamiento hacen todavía temerario lanzar las campanas al vuelo.

Pero más allá de comparaciones entre dos fotografías muy diferentes de la crisis sanitaria, este 2021 ha dejado un número ingente de hitos en la carrera contra el virus y ha situado al territorio en una permanente montaña rusa motivada por el comportamiento del propio patógeno. Cuatro oleadas más, que se han sumado a las dos de 2020, restricciones cambiantes -desde el toque de queda o los cierres perimetrales hasta la mascarilla obligatoria- y una campaña de vacunación situada como ejemplo a nivel mundial por su amplísima cobertura han marcado un 2021 que arrancó con la prolongada resaca que dejaron las anteriores navidades.

Allá por el mes de enero, Álava se adentraba en una tercera ola que alcanzaría su pico el 2 de febrero, hasta ese momento récord de la pandemia, con 663,22 contagios por 100.000 habitantes. El territorio, cerrado perimetralmente desde noviembre, encadenaba a su vez confinamientos perimetrales en los municipios con mayor incidencia y vivía el 26 de enero su último cerrojazo hostelero total, el tercero a lo largo de la crisis sanitaria, que sería levantado dos semanas después por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV).

El arranque de la campaña de vacunación en las residencias de mayores -primero- y entre el personal sanitario y sociosanitario -después-, a los que seguirían las personas centenarias, nonagenarias y octogenarias, fue la gran noticia del pasado invierno, que llegó a su recta final con la curva de incidencia a la baja y pequeños retoques en las medidas restricitivas, pero que concluyó con el inicio de la cuarta ola.

ABRE EL ‘VACUNÓDROMO’

La apertura el 3 de abril del punto de vacunación de Lakua, que estuvo operativo durante 6 meses y dejó un saldo de más de 370.000 dosis administradas, marcó el inicio de una primavera en la que los alaveses atravesaron el pico de esa cuarta oleada -el 20 de abril-, lamentaron la segunda cancelación consecutiva de San Prudencio y celebraron el 9 de mayo el fin del segundo -y por ahora último- estado de alarma. Arrancaba entonces una nueva fase de la pandemia en la que decaían los cierres perimetrales y el toque de queda vigente desde noviembre y la actividad comercial o la hostelería ganaban margen horario.

Cinco días después del inicio del verano, el 26 de junio, la buena evolución de la pandemia permitía dar un paso más hacia la normalidad con el final de la mascarilla obligatoria en exteriores, aunque el rosario de cancelaciones de grandes eventos no cesaba y se llevaba también por delante las fiestas de La Blanca.

El 30 de julio, aún con duras restricciones horarias y de aforos, Álava alcanzaba el pico de la quinta ola, aquella llamada de los no vacunados, pero la buena evolución posterior derivó el 7 de octubre en la desactivación de la segunda emergencia sanitaria y de la mayoría de limitaciones todavía en vigor en Euskadi.

Lamentablemente, la alegría ha durado poco y Álava concluirá este atípico 2021 con nuevas restricciones a la actividad, un paquete aprobado este pasado martes por el LABI que ha seguido a la reactivación de la emergencia sanitaria desde el 3 de diciembre, a la extensión del pase covid o a la recuperación de la mascarilla en exteriores.