La sola mención del nombre La Kokett evoca para miles de vitorianos una catarata de recuerdos sobre la manera de disfrutar de la fiesta y el baile en la década de los años 70 del pasado siglo, en la que fue denominada la sala joven de España como punto habitual de parada para muchos y destacados artistas y cómicos de la época sobre su escenario situado en el gran local de la Avenida de Gasteiz.

Bar de copas en la 'Cuesta'

A punto de alcanzar el primer cuarto del siglo XXI, La Kokett vuelve de nuevo con fuerza en el pandémico escenario del ocio nocturno de Vitoria. En plena Cuesta de San Francisco, a la altura del número 20, desde hace una semana el colorido cartel de luces de neón de La Kokett atrae a la clientela del recién estrenado local, "enfocado en esta primera etapa del negocio a servir todo tipo de copas y combinados, acompañadas de buena música y buen ambiente", explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA su propietario, Óscar Abajo.

Un guiño al pasado

La elección del nombre es una de las preguntas a las que está teniendo que responder con más frecuencia en estas primeras jornadas de actividad. La Kokett es un "guiño a un sitio muy conocido de Vitoria y a la historia de la ciudad. No tengo ningún tipo de vínculo" con lo que fue la sala de fiestas ubicada en la Avenida de Gasteiz. "Es un nombre que he escuchado muchas veces a mis padres y lo he oído mucho en casa", se confiesa Óscar.

Despejada la incógnita sobre el origen del nombre, la apuesta del propietario es clara por un local "abierto de jueves a domingo y en horario de tarde-noche", enmarca para este primer año y con la ambición puesta en unas miras más altas.

Las limitaciones horarias condicionan el desarrollo de la actividad y el local está inmerso en esa primera fase de "apostar" por las copas, combinados y cócteles para asentarse entre la clientela y erigirse en lugar de referencia. Junto a eso, va a poner su esmero en cuidar todos los detalles como los recipientes en los que se sirven las bebidas, la ambientación y decoración del local e ir desarrollando a futuro sus propias especialidades de combinados y cócteles con los que fidelizar a la clientela.

Buena acogida de la clientela

En los siete días que lleva con las puertas abiertas no duda en tildar como "buena" la respuesta de los vitorianos ante la propuesta del local. "Está gustando el sitio y vamos mejor de lo esperado, pese a la psicosis que estamos viviendo", admite con franqueza Abajo.

El esfuerzo ha sido grande a la hora de dotar al amplio y espacioso local de su propia seña de identidad. Después de estar enfocado durante menos de medio año a una actividad hostelera diferente a la que tiene como La Kokette, ha tocado "afrontar un lavado de cara importante al local, por ser un concepto diferente al que tenía hasta ahora".

Eso se percibe en la decoración interior, con las grandes lámparas en forma de hojas de palmera y sus luces doradas, en medio de mucha madera que forra las columnas. También cobran relevancia los espejos en una zona donde los amplios sofás y conjunto de mesas y sillas invitan a la charla reposada y saborear alguno de los cócteles que se sirven.

Apostar por la ciudad

No le ha tocado lidiar a este experimentado hostelero en la mejor situación para embarcarse en una aventura hostelera, rodeado de restricciones que impiden desarrollar la actividad a pleno rendimiento. "Un negocio como este no se abre pensando solo en el momento presente", admite el responsable del local. Afronta esta etapa como el "inicio de un rodaje, siendo conscientes del mal momento actual" y con la esperanza de "volver en breve a la normalidad que teníamos antes de la pandemia", explica esperanzado Óscar Abajo.

"El sector hostelero tiene que apostar y no dejar a la ciudad perdida. Estamos ahora en una crisis generada por la pandemia, pero pasará", argumenta un optimista hostelero y con amplio recorrido en varios negocios.

Batikano y Kaiku

Todo lo que envuelve a este resurgir de La Kokett está rodeado de historia y tiene su simbolismo. Más allá de recuperar el nombre para devolver a la actualidad un lugar emblemático de aquellos guateques de los años 70.

La elección del número 20 de la Cuesta de San Francisco, tiene también su recorrido dentro de la noche vitoriana. Muchos unirán este local a los no menos emblemáticos nombres de bares como Kaiku y Batikano.

El amplio local de 220 metros cuadrados se dio a conocer en la noche gasteiztarra como un pub de diseño, bajo el nombre de Kaiku. Llegó después una segunda etapa, bajo la denominación de Batikano, en una época con una clientela más joven y que se arremolinaba durante los fines de semana y festivos en su interior. Como Batikano registró el local sus años más potentes, antes de cerrar las puertas y someterse a una travesía del desierto que ahora termina con la apertura de La Kokett.