Kevin Lajas tiene su mochila repleta de superaciones pero aún le queda espacio para las ilusiones. Es autista, tiene 24 años y discapacidad visual, malformación en los pies y una ligera desviación en la columna. No le gusta la expresión persona normal y discapacitada, asegura que él tiene limitaciones pero está capacitado para saborear el mundo, tampoco se achica ante el mundo laboral. Sin embargo, la pandemia ha generado que no sea capaz de encontrar nuevos retos y ambiciones laborales. Su caso no es aislado. El desempleo entre los jóvenes con discapacidad se ha disparado hasta un 11% en el territorio alavés; un 9% en la Comunidad Autónoma Vasca, según el último informe elaborado por la Fundación Adecco.

"Cualquier persona con dificultad social, y que pueda ser diferente a los ojos de la mayoría tiene más complicado que otras personas reinsertarse laboralmente. Sospecho que en una entrevista, una persona diferente llama la atención por lo que es difícil que la contraten. En mi caso, yo tengo autismo y desde que empezó el fin del mundo (la pandemia), me está costando mucho encontrar trabajo". Con estas palabras Kevin Lajas explica su situación: es estudiante de segundo curso en Comunicación Audiovisual, en la Universidad del País Vasco.

Le encanta imaginarse en un futuro editando y elaborando vídeos. También es actor. Confiesa que ha trabajado en muchas obras de teatro en Cantabria. Pero a la hora de buscar un empleo, no tiene reparo a ninguno, busca sin filtros, excepto al de comercial. Esa profesión no le gusta porque supera su límite moral, "no me gustaría sentir que ofrezco una oferta de mi compañía y que la competencia tiene mejores ofertas, sentiría que estoy timando a la gente, y no podría con eso".

Tiene amplia trayectoria en el mundo laboral. Su último trabajo lo desempeñó en Leroy Merlin, de cara al público. "Me encantó", recuerda. Pero lo tuvo que dejar para preparar los exámenes finales del primer curso. "Aprobé todo, me siento muy orgulloso", reconoce. Ir a la universidad le está suponiendo todo un reto, diariamente se relaciona con sus compañeros y cuando se siente muy agobiado, mira al suelo aunque siga prestando atención a lo que dicen sus compañeros. Este gesto es su manera de expresar que en ese momento está agotado, sin energía, y que no se encuentra preparado para seguir relacionándose socialmente. Si la situación le sobrepasa o lo que se está hablando no capta su atención, entonces mira al móvil o se protege con sus auriculares. Desde junio, se ha centrado en encontrar nuevos retos laborales, ha echado más de 30 auto candidaturas en diferentes empresas, "pero no estoy teniendo suerte".

Su caso se ha repetido hasta en 995 personas con discapacidad en Álava que están teniendo serias dificultades para conseguir un empleo, según la Fundación Adecco, lo que supone un aumento de hasta el 11% en comparación con el pasado año. En Bizkaia estos datos se disparan aumentando hasta un 64% el desempleo para personas con discapacidad, pasando de los 1.765 a 2.897 parados este año. Gipuzkoa es el único territorio con datos más esperanzadores que ha pasado de 2.657 a 1.940, lo que supone que ha disminuido hasta en 27%.

Estos datos han sido elaborados con motivo del Día Internacional de la Juventud, celebrado el pasado jueves, en un marco en el que la Fundación Adecco, con la coloración de JYSK, ha presentado su sexto informe de Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro.

Encuesta amplia

En este análisis sus conclusiones se basan en una encuesta realizada a 350 menores de 30 años con discapacidad, apoyada en los datos del Servicio Público de Empleo Estatal y el Instituto Nacional de Estadística. Así, según informan en el análisis, Euskadi se encuentra en un escenario de recuperación pero también "de incertidumbre", en el que "resulta fundamental acometer acciones para que el legado del covid-19 no acentúe la brecha social, abocando a la exclusión y pobreza a las personas más vulnerables".

Y es que, según advierten, la crisis del covid-19 ha reforzado las grandes dificultades que ya afrontaban los jóvenes en el mundo prepandemia, entre otras, la tasa del paro, la dificultad en muchos casos al acceso a una vivienda y los obstáculos para una vida independiente. Sin embargo, "en el caso de los jóvenes con discapacidad estas dificultades se acentúan más, si cabe".

En esta misma línea, lo más llamativo del informe es el elevado paro entre las personas con diversa discapacidad, también en mayores de 45 años. En general, en 2020 se contabilizaron 355 demandantes de empleo con discapacidad menores de 25 años en la Comunidad Autónoma Vasca, y esa cifra se encuentra actualmente en 387. Por edades, el crecimiento entre los desempleados de 25 y 44 años ha sido del 7,2%, mientras que en el caso de los mayores de 45 años ha aumentado de forma más acusada, un 11%.

Según se recalca en el informe, hay que tener en cuenta que muchos trabajadores jóvenes con discapacidad, concentrados mayoritariamente en el sector terciario, perdieron su empleo en el contexto de la pandemia. Asimismo, habitualmente, encuentran su primer trabajo en áreas que se han visto muy castigadas por las medidas de distanciamiento social, como la hostelería o el turismo. "En todo caso, la crisis del coronavirus ha diferido su incursión en el mundo laboral, disparando su desempleo", concreta.Desempleo de larga duración

Otro indicador llamativo es el desempleo de larga duración, que ha experimentado un crecimiento "desorbitado" en el caso de los menores de 25 años con discapacidad. Así, en 2020 se contabilizaron 5.095 desempleados jóvenes que superaban el año de búsqueda activa de empleo, un 83,2% más que en el ejercicio anterior y duplicando el incremento general del 35,1%.

"Tal repunte conduce a la conclusión de que los jóvenes con discapacidad se están encontrando con un terreno desfavorable y hostil, que deriva en la cronificación de su desempleo", advierten desde la Fundación Adecco y adelantan: "Por un lado, las áreas en las que habitualmente se estrenaban en el mercado laboral continúan dañadas por la crisis y, por otro lado, encuentran grandes dificultades cuando no acreditan experiencia profesional, reforzando los prejuicios que ya afrontaban".

¿Cuáles son las demandas de los jóvenes con discapacidad de cara a favorecer su búsqueda de empleo? A esta pregunta, la respuesta de los encuestados arroja una contundente respuesta: más del 93% opina que falta sensibilidad, tanto en la sociedad como en las empresas, y reclama más empatía. "Los que contratan tienen que entender que todos estamos expuestos a la discapacidad y que en pleno siglo XXI no es aceptable que te descarten o discriminen por una condición que no dice nada de tu profesionalidad", destaca uno de los encuestados. "Parece que cuando una empresa contrata a una persona con discapacidad le está haciendo un favor y no debería ser así. Como cualquier otro trabajador, tenemos habilidades y competencias muy válidas y son las que tienen que prevalecer", opina otra encuestada.

Por último, un 70% reclama más accesibilidad en los entornos de trabajo, tanto física como sensorial y cognitiva, de tal manera que las personas con discapacidad puedan acceder al lugar de trabajo y desempeñar sus funciones en igualdad de condiciones.