- Un proyecto de I+D, realizado en campos de cultivo de patata alavesa, ha logrado demostrar que pasar de regar cada 10 días a hacerlo cada 6-8 supone reducir significativamente las pérdidas productivas, sin apenas incremento del volumen de agua de riego.

Según explican los promotores de la iniciativa, la gestión del agua de riego en Álava recae en más de cien comunidades de regantes que se distribuyen por todo el territorio. Esta elevada atomización y heterogeneidad de la gestión del riego condiciona la fijación de las dosis e intervalos de riego por parte de los regantes. Además, en algunas comunidades de regantes hay restricciones de disponibilidad de agua que afectan tanto a las dosis de riego como al momento de aplicación. Por esa razón se pensó que desarrollando herramientas de agricultura de precisión se podría optimizar el consumo y reducir costes en cuanto al manejo del agua en los cultivos.

Con este objetivo, se puso en marcha en 2020 el proyecto de innovación Urezpapa, una iniciativa que ha contado con la participación de Neiker, la cooperativa Udapa (líder del proyecto), el sindicato UAGA y la cooperativa Garlan y cuyas investigaciones han demostrado que reduciendo el intervalo de riego mínimamente se puede conseguir una optimización del uso del agua en el cultivo de patata.

Gorka Landeras, responsable por parte de Neiker de este proyecto, relata que, mediante este estudio "hemos constatado que pasar de riegos cada 10 días (32 mm) -la pauta habitual en una de las zonas de estudio- a regar cada 6-8 días y hasta la capacidad de campo, supondría reducir la pérdida de producción a la mitad con un incremento bajo del volumen de agua de riego".

Añadía que, en comparación con la estrategia de riego convencional, "reducir el intervalo de riego en esos días supondría alcanzar unos porcentajes de pérdida productiva entre el 15% y el 10%, frente al 25% de pérdida asociada al manejo tradicional". Sin embargo, "aumentaría el volumen de agua de riego aplicada, aunque no de forma excesiva (30 litros por metro cuadrado más en el caso del riego cada 7 días con respecto al convencional).

Para llevar a cabo estas investigaciones, se han utilizado sensores de humedad de suelo y herramientas informáticas basadas en modelos de balance de agua del suelo en dos parcelas piloto de patata ubicadas en Elburgo y Foronda, ambas localizadas en Álava. Se trata, en concreto, de herramientas de precisión sensóricas y digitales -la aplicación informática URA- que han permitido comparar las pautas de riego que se emplean hoy en día con otras basadas en reducir el uso del agua, minimizando así la pérdida de productividad.

En cuanto al trabajo de campo, por un lado, en la finca de Elburgo se compararon las recomendaciones de riego dadas por las sondas de humedad con las de la aplicación URA. Para ello, se dividió la finca en dos zonas regando cada parte según lo recomendado por cada herramienta. Tras el análisis se constató que la aplicación URA refleja el déficit hídrico de forma similar a las sondas de humedad, la aportación de agua recomendada por las dos aplicaciones fue muy similar en ambas zonas, y en cuanto a la producción, tampoco se han encontrado diferencias significativas entre ambos casos.

En la finca de Foronda, por el contrario, se realizó una simulación de riego en base a intervalos de entre 4 y 10 días, con el objetivo de determinar la mejor frecuencia de riego. Los datos del estudio han reflejado que la pérdida media de producción respecto del óptimo de riego puede llegar hasta el 24,6% en caso de riegos cada 10 días y a dosis fija de 32 mm, mientras que regar cada 6-8 días y hasta capacidad de campo, puede suponer una mejora significativa para minimizar las pérdidas de producción por ajuste de riego.