- Los comercios hosteleros han sido uno de los grandes damnificados por la pandemia. Se han visto afectados por las restricciones sanitarias aplicadas para hacerle frente durante meses. Pero también todos los que están detrás han aguantado el tipo frente a una situación atípica y desconocida. Ya ha transcurrido más de un año desde que todo comenzara, y sectores como el de los distribuidores de productos a la hostelería empiezan a ver la luz al final del túnel, aunque los datos que registran -afirman- aún están lejos de los recogidos en el año 2019, en la época prepandémica.

Tanto es así, que Raúl, presidente de la principal asociación del sector de la distribución en el territorio (Adisalava), asegura en conversaciones con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que por ejemplo en el caso de la empresa Comercial Lanber Gasteiz SL, antes de la pandemia atendía a 1.500 puntos de venta entre Horeca (hoteles, restaurantes, cafeterías) y alimentación tradicional, con una pérdida ahora del 15% de los mismos.

También en Distribuciones Agustín López de Arkaute su gerente, Miren López de Arkaute, resalta que "la gente habla de hostelería, pero no sabe todas las personas que vivimos detrás de ella. Nosotros llevamos más que nada pan y bollería, pero también están las bebidas, carnicerías, fruterías, etc. Hay mucha gente detrás".

En definitiva, la resume como una cadena que se ha visto afectada por el cierre de la hostelería. "Hemos tenido que tener repartidores en ERTE, porque yo al menos tengo panaderías, pero al final es como la mitad de mis clientes", resume. En ese sentido, reconoce que la situación prepandémica era "bastante buena porque las ventas estaban yendo muy bien, pero de repente se paró todo".

Ahora, a medida que se va abriendo más, están notando mejoría, pero coincide con Raúl en la percepción de que los datos aún lejos están de los registrados en 2019. Una de las cuestiones que se preguntaron todos ellos en cuanto se decretó el cierre de la hostelería fue, además, qué iban a hacer con todo el stock que tenían, porque tampoco sabían cuándo se iba a producir la reapertura. "Tenía el stock en el almacén y se me cancelaron muchos pedidos. Fue bastante quebradero de cabeza el cómo hacer encaje de bolillos", afirma López de Arkaute, para quien una palabra que resume perfectamente la pandemia es "incertidumbre, porque estábamos pendientes de las reuniones y restricciones. Cada semana era una cosa nueva y no sabías qué previsión hacer ni cómo actuar".

Raúl resume, por su parte, la situación vivida todo este tiempo, más de un año ya de pandemia e incertidumbre, y asegura que a día de hoy la situación está mejor, pero que todavía sigue siendo "complicada. Esperemos que al final arrancará del todo, volverá la famosa normalidad, pero a día de hoy no estamos al 100% y estamos lejos aún de estarlo".

En este ámbito, al fin y al cabo, además de los propios hosteleros toda la cadena de valor se ha visto afectada, desde el proveedor, hasta el distribuidor y los centros. "El proveedor tiene dos salidas, horeca y alimentación tradicional. El tema de alimentación en mayor o menor medida han conseguido, pero el canal horeca de un día a otro se cerró", recuerda en ese sentido Raúl.

A la incertidumbre suma además otras palabras, como "miedo, desconocimiento, nerviosismo, etc. Incluso el tema de los Erte era complicado porque era una figura nueva", añade el presidente de Adisalava. Al fin y al cabo, están detrás de la hostelería y también estuvieron totalmente cerrados, a un 5% haciendo las tiendas de alimentación, que "dentro de nuestro volumen de negocio tiene muy poco peso".

Al fin y al cabo, recuerda que lo peor que hay para los negocios es la inestabilidad y la incertidumbre. "Estamos muy lejos de los datos del 2019, pero sí hay una cierta estabilidad, y al final habrá que reajustarse a la realidad". Pero a día de hoy no es comparable tampoco con lo registrado en los primeros meses de la pandemia.

Con esta percepción coincide Laura Pacho, directora de Makro Vitoria, empresa mayorista dedicada a la venta de productos para restauración y hostelería. Ella asegura, en conversaciones con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que se nota que hay "mucho más movimiento en la hostelería, que se está reactivando la economía. No tenemos lógicamente el mismo que teníamos en 2019, pero incluso se va retomando", señala.

Al fin y al cabo, percibe que en el momento en que las restricciones se relajan la actividad económica vuelve a reactivarse. Ellos trabajan, además, con proveedores y productores locales dentro de su campaña ADN Local, con productos que como máximo están a 150 km. de la zona. No es una iniciativa nueva, ni ha nacido a raíz de la crisis del covid-19, pero Laura Pacho recordó el año pasado en conversaciones con este diario que ya entonces llevaban un par de años promoviendo el producto de cercanía, de kilómetro cero y a quienes le dan vida. En aquella conversación rememoró que en estos momentos de crisis ellos habían seguido ahí, trabajando para que estos productos siguieran estando disponibles en lo peor de la pandemia. Ahora siguen colaborando con productos de Euskadi y algunos de Navarra, como carnes, txakolis del territorio alavés, etc. "Trabajamos con Astobiza en todo el tema de ginebras y vermús, y con una bodega de Amurrio (Artomaña) que nos hace un txakoli de marca propia.

En definitiva, ante la pandemia los distribuidores siguen adelante para ganarle el pulso, porque la incertidumbre sigue estando presente en las vidas de todos y la pandemia sigue estando también muy viva, y en empresas como Makro recuerdan que las restricciones siguen estando muy visibles, y hasta que no llegue la normalidad eso va a seguir ocurriendo. Sin embargo, "se nota que hay una mayor actividad, porque además estamos en la temporada de verano y la gente quizá aproveche más para disfrutar de su tiempo libre y sus vacaciones. Lógicamente al 100% de la actividad no estamos", concluye.