- Mientras en el campo se trabaja en los tratamientos para poder obtener las mejores uvas con las que elaborar el vino de Rioja, en los despachos, se habla ya de los precios. Y, aunque esas conversaciones siempre se llevan a cabo con una gran discreción y hermetismo, el hecho de que el Gobierno riojano haya reconocido que la pasada campaña, las uvas se pagaron por debajo de los costes de producción ha disparado las alarmas en todo el sector. Desde Covila, una de las integrantes de la asociación Dolare, Pablo San Pedro considera que "la verdad es que está siendo una situación complicada para toda la cadena del sector y eso se traslada en pérdidas para el productor". En el caso de esta cooperativa de Lapuebla, la situación es diferente. Explica San Pedro que "nosotros hemos podido asignar unos precios algo superiores para la uva de nuestros socios y proveedores".

Pero matizar es siempre complicado porque hablar de los costes de producción de la uva es generalizar. "No es lo mismo el coste por hectárea que puede tener una explotación grande, muy bien profesionalizada y diestra, que una más pequeña, con otro tipo de superficie, también más reducida, con la orografía más complicada, etc", afirma Pablo San Pedro.

Sobre si el Consejo o la Interprofesional deberían entrar en esa materia, considera que no. A pesar de que venda más en el sector productor decir que va a intentar que se reparta mejor el valor, para el gerente de Covila "sí que acierta el nuevo presidente cuando se pone como objetivo incrementar el valor añadido de nuestros productos, porque eso hace que haya más importe para repartir entre toda la cadena. Lo que pasa es que estamos hablando ahora de una situación excepcional".

Tras haber atravesado unos meses de muchas dificultades, con la hostería cerrada, fronteras bloqueadas y los ciudadanos en casa, Covila vuelve a mirar con confianza al futuro. En Covila "dedicamos una parte importante de nuestra facturación a la exportación y dentro de la exportación trabajamos con unos quince mercados diferentes. Lo que nos ha ido sucediendo es que cuando algún mercado estaba cerrado, había otros que podían compensar".

Más críticos son los agricultores integrados en Arag-Asaja. Su secretario general, Igor Fonseca, analizaba una reciente información que facilitaba el Gobierno de La Rioja que "ha venido a confirmar nuestro escepticismo. Afirmaba que el precio medio de la uva de esta pasada campaña 2020-2021 debía estar entre 62 y 67 céntimos el kilo. Nosotros, por la información que teníamos de nuestros socios sabíamos que no era así, que era muy inferior y el tiempo nos ha dado la razón". De hecho, "la consejería ha tenido que reconocer que el precio medio ha sido de 63,30 céntimos, alrededor de cuatro céntimos por debajo de los costes de producción". Al final, el problema se reduce en ver quién le pone el collar al gato, porque a la hora de fijar precios no puede intervenir ni el Consejo Regulador ni la Interprofesional ni los gobiernos autonómico o central. Es sólo un acuerdo de partes.

El secretario general de Arag-Asaja reconoce que es así, pero matiza que "también es importante que haya instituciones o entidades de prestigio, como la consejería, como las universidades, que evalúen los costes, porque eso sirve de referencia. Siempre habrá operadores que incumplan la Ley de la cadena alimentaria, pero los estudios nos dan un fiel reflejo de lo que está pasando en cada momento. Lo que no se puede permitir Rioja es que buena parte de los contratos que se han hecho este último año hayan podido incurrir en un incumplimiento de la ley".

Desde el Consejo o la Interprofesional no se puede poner precio, pero sí se puede hacer algo. Por eso, "lo que debemos es trabajar por dar más valor a la uva y al vino de Rioja. ¿Cómo? Primero con estabilidad, y eso se logra con contratos a medio y largo plazo. Y, después, teniendo en cuenta que no todos los contratos son por igual: la uva tiene que valer y cuesta en función de su calidad, edad del viñedo, variedad, rendimiento... De tantos parámetros que conocen perfectamente viticultores y bodegueros. Por tanto, para que seamos una denominación de punta de lanza, tenemos que empezar a aprender a hablar sobre el verdadero valor que tiene que tener la uva".