Cuando una persona debuta con una enfermedad mental grave, especialmente si es joven, su vida da un vuelco radical en múltiples aspectos, que van desde las relaciones con el entorno más cercano hasta los ámbitos formativo o laboral y la propia aceptación de su nueva realidad. "Sus proyectos vitales se van al traste y es muy importante poder acompañarles", contextualiza Vanesa Vadillo, gerente de la Asociación alavesa de familiares y personas con enfermedad mental, que ni en una época tan difícil como la actual debido a la pandemia ha dejado de desarrollar buenas e innovadoras ideas.

Porque consciente de esta realidad, Asafes ha puesto en marcha un nuevo proyecto propio e inédito en el ámbito de la CAV que busca, precisamente, apoyar a un colectivo que se encuentra en una época vital clave para su desarrollo y que por ello requiere de un empujón adicional en distintas esferas como las ya descritas. "Son jóvenes que ya no están en la educación obligatoria, que tienden a aislarse y que tienen complicado mantener sus estudios o trabajos cuando la enfermedad aparece", enumera Vadillo. La experiencia de tratar con cientos de usuarios de la asociación en edad adulta, con patologías muy cronificadas y que no pudieron contar en su día con suficientes apoyos, hizo el resto.

La iniciativa, bautizada como Erroak, echó a andar este pasado enero con un primer grupo de ocho jóvenes menores de 30 años -tienen una media de 22-, atendidos por la Red de salud mental de Álava de Osakidetza y en tratamiento activo, y sus familias, con quienes varios profesionales de Asafes intervienen en tres planos concretos: en ese conocimiento de una realidad que al principio les supera por completo, en el campo prelaboral y en la realización de talleres y actividades más enfocadas en el ocio.

"Cuando aparece el diagnóstico, cuesta un poquito asimilar que tienes una enfermedad mental grave, y más cuando viene acompañada de tanto estigma e ideas preconcebidas". Habla José Miguel Colino, trabajador social de Asafes, que se ocupa del primero de estos campos. Una psicóloga dirige dos grupos de apoyo mutuo, uno integrado por los propios jóvenes y otro por sus familiares, donde se busca resituarles tras ese fuerte impacto que supone debutar y convivir con la enfermedad. En el primero, que se reúne una vez por semana, los jóvenes hablan entre ellos sobre sus patologías, aprenden unos de otros y conocen "trucos y pautas" para afrontar los problemas del día a día. En el segundo, los familiares reciben información sobre la enfermedad mental, comparten experiencias y conocen herramientas para adaptarse mejor a la situación. "Es, sobre todo, un desahogo para ellas y un apoyo mutuo", describe Colino. Los familiares se reúnen cada dos semanas.

Endika Minguela, gestor de empleo en Asafes y gerente del centro especial de empleo de la asociación (Raep), pilota mientras tanto la rama prelaboral de Erroak. "Intentamos capacitarles para que en un futuro a corto plazo puedan tener un trabajo", resume este profesional. Al margen de la formación y la realización de trabajos prácticos en las instalaciones del centro, a donde acuden tres tardes a la semana, los jóvenes aprenden también rutinas, hábitos horarios u otros aspectos como la interpretación de las nóminas en un campo que, por lo general "tienen un poco tocado".

Finalizado su ciclo en el programa, previsto para el primer grupo este próximo junio -en septiembre empezará el segundo-, quienes finalicen con una buena valoración optarán a un contrato para trabajar en Raep durante este próximo verano.

El tercer campo en que se centra Erroak, el del tiempo libre y el ocio, es responsabilidad de Yashira Fernández, educadora de Asafes. "Se trata de enseñarles a disfrutar de un ocio sano en un grupo de iguales, donde nadie les juzga. Con esto se evita el aislamiento y hacen relaciones entre ellos", expone Fernández. Pese a las limitaciones que ha impuesto la situación sanitaria, han sido numerosas las actividades que los jóvenes participantes en el proyecto han podido desarrollar estos meses. Talleres, salidas por la naturaleza, fotografía -incluso se celebrará una exposición con sus obras-, cocina... Ocupaciones, además, elegidas por el grupo y, por tanto, acordes a sus gustos.

El proyecto, que contó con la financiación de Fundación La Caixa para echar a andar y ha recibido también el apoyo económico de Fundación Vital, Laboral Kutxa y el Gobierno Vasco, tiene vocación de continuidad porque, según Vadillo, "la respuesta de todos ha sido muy buena".

Erroak. Asafes ha puesto en marcha un proyecto propio e inédito en el ámbito de la CAV -apenas hay dos experiencias similares en Madrid y Catalunya- que busca dar apoyo a jóvenes que debutan con enfermedad mental grave en los principales ámbitos de su vida: el autoconocimiento a través del apoyo mutuo, el ocio y el prelaboral. Responde al nombre de Erroak y echó a andar gracias a la financiación de Fundación La Caixa.

¿Por qué? Los participantes, que tienen una media de 22 años, ya no están en la educación obligatoria, tienden a aislarse y tienen complicado mantener sus estudios o trabajos cuando la enfermedad aparece.

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Jóvenes y sus familias integran el primer grupo que participa en Erroak, que echó a andar en enero y acabará su recorrido en junio. Asafes pretende formar un segundo grupo en septiembre.

"Les enseñamos un ocio sano entre iguales. Con esto hacen relaciones y se evita el aislamiento"

Educadora

"Intentamos capacitarles para que en un futuro a corto plazo puedan tener un trabajo"

Gerente de Raep

"Sus proyectos vitales se van al traste y es muy importante poder acompañarles"

Gerente de Asafes

"Cuando aparece el diagnóstico cuesta asimilarlo y más con el estigma que existe"

Trabajador social